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Automotrices japonesas prefieren invertir en México que en EUA y Canadá

De cara a la entrada en vigor del Tratado Comercial México-Estados Unidos- Canadá (T-MEC) las automotrices japonesas están optando mayoritariamente por mantener su operación en México y pagar más a sus trabajadores que por mudarse a Estados Unidos.

El nuevo tratado requiere que al menos un 40% de las partes de cada vehículo sea fabricado por trabajadores que ganen por lo menos 16 dólares la hora para que sea comerciado sin aranceles a lo largo de la región de Norteamérica. Esta condición fue especialmente impulsada por Trump como una medida para incrementar la producción en Estados Unidos, que tiene sueldos mucho mayores a los de México. 

No obstante, las fabricantes japonesas de automóviles no están dispuestas a reubicarse. 

De acuerdo con un reporte de Nikkei Asian Review, una de las razones para la negativa de las japonesas es que los costos de reubicarse son demasiado altos, por lo que la autopartera proveedora de Honda Motor, Keihin, subirá los salarios de sus trabajadores en México a 16 dólares la hora a partir del mes que viene, el triple de lo que ganan en promedio los trabajadores del sector en México. Esto resulta aún más barato que la reubicación. 

Otra autopartera japonesa, Piolax, también subirá el salario de su planta mexicana a 16 dólares la hora en el plazo de un año. 

Toyota Motor, que construyó una planta nueva en Guanajuato inaugurada este año, tampoco piensa cambiar sus planes. La nueva planta comenzó a construir pick-ups en febrero, modelos particularmente populares en Estados Unidos, por los que habría que pagar un arancel de 25% si no cumplen con los requerimientos del T-MEC. Pero si Toyota deja de operar esa fábrica nueva, no podrá recuperar su inversión. 

De acuerdo con el Centro de Investigación Automotriz de Estados Unidos, serán los consumidores los que terminen pagando por cambios en las cadenas de producción derivadas de esta regla de componentes. Este organismo estima que entre un 13% y un 14% de todos los automóviles vendidos en Estados Unidos estarán sujetos a aranceles, lo que incrementará su precio hasta en 2,200 dólares. 

Este aumento en los precios sumado a la guerra comercial con China, causará una caída en las ventas de hasta 1.3 millones de unidades al año, y tendrá como consecuencia la pérdida de entre 70,000 y 360,000 empleos, que llevará a la pérdida de entre 6,000 y 30,400 millones de dólares en el Producto Interno Bruto (PIB).

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