Análisis profundo del comportamiento del precio del diésel en la era Sheinbaum

Desde la llegada de la nueva administración en octubre de 2024, el precio promedio del diésel en México se ha mantenido relativamente estable, aunque en niveles históricamente altos y con ligeras oscilaciones mes a mes. En octubre de 2024, el diésel promedió alrededor de $25.6 pesos por litro, un leve descenso frente a septiembre (cuando rondaba $26.0) .
En noviembre 2024 continuó prácticamente sin cambio, ubicándose cerca de $25.6 por litro . Para diciembre 2024 se observó un ligero repunte a aproximadamente $25.7 pesos/litro, cerrando el año con el diésel como el combustible de mayor costo en el país.
Con el inicio de 2025, el diésel alcanzó nuevos máximos. En enero 2025 el precio promedio mensual superó la barrera de $26.0 pesos por litro, llegando a niveles récord históricos . Este incremento de año nuevo (alrededor de +5% interanual) se debió en parte al ajuste del impuesto IEPS y a encarecimientos globales, llevando el promedio nacional a ~$25.76 pesos en los primeros días de enero y hasta $25.99 pesos hacia el 9 de enero .
Posteriormente, en febrero 2025 el precio se estabilizó e incluso retrocedió levemente a torno de $26.1 por litro . Durante marzo 2025 y abril 2025 el diésel se mantuvo en ese rango, promediando aproximadamente $26.1–$26.2 pesos/litro a nivel nacional . En la última semana de abril, con el IEPS cobrado al 100%, el precio promedio nacional se ubicó cerca de $26.07 pesos por litro .
Tabla: Precio promedio nacional del diésel por mes (MXN/L)
Mes (2024–2025) | Precio Promedio Diésel (MXN/L) |
Oct 2024 | ~$25.6 |
Nov 2024 | ~$25.6 |
Dic 2024 | ~$25.7 |
Ene 2025 | ~$26.0 |
Feb 2025 | ~$26.1 |
Mar 2025 | ~$26.1 |
Abr 2025 | ~$26.1 |
Como se aprecia, no ha habido “gasolinazos” (aumentos súbitos desproporcionados) en este periodo; el precio avanzó de manera moderada, alineada principalmente con la inflación y factores externos, oscilando en torno a los $25.5–$26.2 pesos. Estos niveles son elevados en términos históricos nominales –de hecho, el diésel ligó máximos históricos nominales por cuatro años consecutivos hasta febrero 2025 – pero los cambios mensuales han sido contenidos por la política gubernamental de estabilización de precios.
Factores nacionales que impactan el precio del diésel
Impuestos (IEPS) y subsidios: Un factor clave en la evolución del precio interno es el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que se aplica a los combustibles. A inicios de 2025, el IEPS federal al diésel aumentó ~4.5% (ajuste anual por inflación), fijándose en $7.09 pesos por litro . Este incremento tributario se reflejó inmediatamente en el precio final, explicando gran parte del alza observada en enero de 2025. Sin embargo, el gobierno modula el impacto de este impuesto mediante estímulos fiscales (subsidios) variables: cuando el petróleo sube mucho, Hacienda reduce o elimina temporalmente una fracción del IEPS para amortiguar el precio al público; cuando el crudo baja, cobra el IEPS completo para fortalecer la recaudación
Durante buena parte de octubre–diciembre 2024, se mantuvieron estímulos que ayudaron a contener los precios, mientras que en abril 2025, ante precios internacionales más benignos, la Secretaría de Hacienda retiró completamente el subsidio por varias semanas consecutivas . Esta estrategia fiscal ha evitado variaciones extremas en el corto plazo, pero significa que los consumidores están expuestos a la volatilidad una vez que el IEPS se cobra en su totalidad.
Política energética del nuevo gobierno: La administración de Claudia Sheinbaum (iniciada en octubre 2024) ha dado señales de continuidad en la política de precios de combustibles de la gestión anterior. Las autoridades han reiterado el compromiso de no volver a los “gasolinazos”, es decir, de evitar aumentos abruptos fuera de proporción . En la práctica, esto implica permitir únicamente incrementos graduales acordes a la inflación y costos, apoyándose en los subsidios del IEPS para estabilizar precios cuando sea necesario. De hecho, la presidenta Sheinbaum instruyó a la Secretaría de Energía a establecer mesas de diálogo con gasolineros para evitar alzas en los precios durante 2025 , buscando que cualquier ajuste se dé de manera ordenada y concertada. Adicionalmente, la estrategia energética de su gobierno continúa enfocada en lograr autosuficiencia en combustibles (p.ej. aumentando la refinación nacional) con la expectativa de reducir la dependencia de importaciones y la vulnerabilidad a choques externos en el mediano plazo – aunque estos objetivos aún no se traducen en impactos directos sobre el precio en el periodo analizado.
Otros factores internos: La inflación general y el tipo de cambio peso-dólar también inciden en el costo del diésel. Si bien el peso mexicano se mantuvo relativamente fuerte a finales de 2024 e inicios de 2025, amortiguando el costo de las importaciones de combustible, la persistente inflación de costos (mano de obra, distribución, margen comercial) se refleja en incrementos graduales del precio final . Asimismo, los costos logísticos y de distribución dentro del país (transporte del combustible, margen de gasolineras) varían por región y pueden explicar diferencias locales; por ejemplo, en abril 2025 el diésel promediaba $27.42 en Quintana Roo vs. $25.44 en Tlaxcala, debido a factores de transporte y competencia regional . En resumen, en el plano nacional el gobierno ha contenido los precios principalmente vía subsidios y coordinación con la industria, pero la actualización del IEPS y las presiones inflacionarias internas han mantenido el diésel en una tendencia ligeramente al alza.
Factores internacionales que impactan el precio
El mercado mexicano de combustibles está estrechamente ligado a las condiciones internacionales del petróleo, dado que México importa una proporción significativa de diésel y el precio doméstico toma como referencia los precios de mercado externo . Entre finales de 2024 y comienzos de 2025 se identifican varios factores globales que han influido en la cotización del diésel en México:
- Precio internacional del crudo: Después de haberse moderado a mediados de 2024, los precios del petróleo mostraron repuntes a finales de año. En los primeros días de enero 2025 el crudo West Texas Intermediate (WTI) subió ~3.3%, de $71.7 a $74.2 dólares/barril , impulsando al alza los precios de los combustibles refinados. Este encarecimiento del petróleo se debió a temores sobre la oferta global (recortes voluntarios de producción y sanciones) y expectativas de mayor demanda. Por ejemplo, mercados anticipaban una demanda superior a la prevista en China (tras la reapertura económica) y un invierno frío en Norteamérica y Europa que elevó la demanda de energéticos para calefacción . Estos factores llevaron a aumentos en los precios de referencia internacionales de las gasolinas y diésel a inicios de 2025, presión que se transmitió al mercado mexicano.
- Conflictos geopolíticos: Las tensiones y guerras en el panorama global añadieron volatilidad. La guerra en Ucrania (y las sanciones de Occidente contra el petróleo ruso) y las sanciones a Irán han recortado la oferta disponible de crudo en los mercados internacionales . Asimismo, conflictos en Medio Oriente (como la escalada de violencia en Israel/Palestina en octubre 2024) generaron preocupación de posible disrupción en el suministro petrolero, lo cual tiende a elevar la prima de riesgo en los precios. Si bien estos eventos no provocaron un desabasto inmediato, sí contribuyeron a que los precios internacionales del petróleo y combustibles se mantuvieran elevados respecto a años previos.
- “Guerras comerciales” y panorama económico: Las disputas comerciales entre potencias (por ejemplo, las tensiones arancelarias EE. UU.–China) y otros desequilibrios globales también impactan el precio de los energéticos. Por un lado, menores barreras comerciales o treguas pueden estimular el crecimiento económico y la demanda de combustible; por otro, nuevas barreras o sanciones pueden interrumpir cadenas de suministro y encarecer insumos. Adicionalmente, las políticas monetarias restrictivas en diversas economías (tasas de interés altas) han moderado el crecimiento en 2024–2025, contrarrestando parcialmente la demanda de petróleo. Este tira y afloja entre factores alcistas (mayor demanda esperada de Asia, restricciones de oferta por sanciones) y bajistas (riesgos de recesión en algunas economías desarrolladas) mantuvo los precios internacionales oscilando en un rango relativamente estable a inicios de 2025. En concreto, la mezcla mexicana de exportación promedió alrededor de $60 dólares/barril en abril 2025 , un nivel moderado que permitió retirar subsidios internos sin disparar el precio final.
En resumen, los precios internacionales del petróleo y los combustibles refinados, influenciados por la geopolítica y las dinámicas de oferta-demanda global, han sido un componente fundamental en la evolución del diésel mexicano. Aunque no hubo choques extremos en este periodo, las condiciones internacionales mantuvieron al diésel en México con una ligera tendencia alcista y en máximos en pesos, forzando al gobierno a equilibrar entre absorber parte de esas alzas vía subsidios o trasladarlas al consumidor.
¿Presiones para futuros incrementos al diésel?
Actualmente existen presiones latentes que podrían empujar al alza el precio del diésel en los próximos meses. Por un lado, la eliminación temporal de subsidios al IEPS (observada en abril 2025) implica que cualquier aumento en las referencias internacionales se transmitirá de inmediato al consumidor final. Si el precio del petróleo volviera a subir significativamente –por ejemplo, ante nuevos recortes de producción de la OPEP, una intensificación de las sanciones a productores, o una recuperación económica global más fuerte de lo previsto– el diésel en México resentiría esa alza casi directamente. Cabe destacar que, al estar el precio actual del diésel en su máximo nominal y sin subsidio, un incremento adicional en la cotización internacional o en el tipo de cambio se reflejaría en nuevos récords de precio al público.
Por otro lado, factores estacionales podrían ejercer presión. Hacia el verano, típicamente aumenta la demanda de combustibles a nivel mundial (por temporadas de viaje y mayor consumo industrial), lo que podría encarecer ligeramente la gasolina y diésel en el mercado spot. Además, cualquier debilitamiento del peso mexicano frente al dólar encarecería las importaciones de diésel, presionando al alza el precio doméstico . La inflación interna de costos (salarios, logística) también podría continuar empujando gradualmente los precios hacia arriba.
No obstante, también existen elementos de contención. El gobierno federal ha mostrado disposición a reinstaurar estímulos fiscales si el precio del crudo supera ciertos umbrales, para así evitar saltos bruscos. Asimismo, las proyecciones de algunos analistas no anticipan un boom petrolero inminente; por ejemplo, Goldman Sachs pronostica precios moderados para el Brent (~$67 hacia el segundo semestre de 2025) , lo cual sugiere que las presiones alcistas podrían ser manejables. En suma, sí hay presiones al alza –principalmente la volatilidad internacional y el fin de los subsidios internos– pero el gobierno cuenta con herramientas (fiscales y de política energética) para moderar el impacto. Cualquier ajuste futuro probablemente será gradual, procurando que el diésel no suba muy por encima de la inflación anual, en línea con la estrategia declarada de evitar “gasolinazos” .
Impacto en el transporte de carga y de pasajeros
Los cambios en el precio del diésel tienen repercusiones directas en los costos operativos del sector transporte, tanto de carga como de pasajeros. El diésel es el combustible predominante para camiones de carga, autobuses foráneos e incluso muchas flotas de transporte público, por lo que un diésel caro encarece inmediatamente la actividad transportista. Según líderes de la industria, el combustible representa entre 30% y 40% de los costos operativos de las empresas de autotransporte de carga . Esto significa que aumentos sostenidos en el precio del diésel obligan a las compañías transportistas a trasladar ese sobrecosto a sus tarifas. De hecho, la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) reportó que el alza de inicios de 2025 (cuando el diésel subió ~8.8% anual por el IEPS) ya generó incrementos de 2.2% a 3.4% en las tarifas de flete que cobran a sus clientes . En otras palabras, mover mercancías por carretera se volvió más caro, presión que eventualmente se transmite a los precios finales de bienes de consumo básico (vía mayores costos logísticos). Esto alimenta la inflación en la cadena productiva, aunque de forma diferida.
En el transporte de pasajeros, el impacto es similar. Los autobuses de pasajeros y transporte público foráneo funcionan con diésel, por lo que sus costos por combustible han aumentado. En rutas de transporte público concesionado, los márgenes de las empresas o cooperativas se reducen con un diésel caro, y a mediano plazo suelen solicitar ajustes en las tarifas de pasaje para compensar. Si bien los gobiernos locales suelen retrasar o dosificar dichos aumentos por consideraciones sociales, la presión por subir tarifas de transporte se acumula cuando el combustible permanece caro por mucho tiempo. Por ejemplo, en varias ciudades mexicanas no se descarta que, de continuar el diésel en niveles récord, se revisen al alza las tarifas de autobús urbano o de transporte intermunicipal para finales de 2025, a fin de que las empresas recuperen viabilidad financiera. Alternativamente, podrían implementarse subsidios focalizados al transporte público (como ya ocurre en algunos estados) para aliviar el golpe del combustible caro sin trasladarlo completamente al usuario.
En síntesis, un diésel alto encarece toda la cadena de movilidad: en carga, eleva los costos de distribución de productos a nivel nacional (impactando precios al consumidor), y en pasajeros, presiona las tarifas de transporte y el costo de movilidad de las personas. El reciente incremento del diésel en México, al ser moderado pero persistente, ya se refleja en costos logísticos más altos y eventualmente en ajustes tarifarios. Hacia adelante, si el precio del diésel no cede, es previsible que tanto el sector de carga como el de pasajeros continúen buscando trasladar dichos costos, sea vía precios o mediante negociaciones con autoridades para obtener alivios. Esto convierte al precio del diésel en un factor clave para la inflación y la competitividad del transporte en el país .
Fuentes: Estadísticas de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) e IIEG Jalisco ; reportes periodísticos de Expansión, El Economista y Infobae ; y declaraciones de representantes del sector transportista publicadas en Global Energy . Todas las cifras de precios son en pesos por litro.