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¿Por qué el transporte fue el protagonista #1 de la Revolución Mexicana?

Iniciada en 1910, la Revolución Mexicana fue un conflicto armado que alteró las estructuras políticas y sociales del país, además de reordenar las rutas de comunicación. Desde el comienzo de la batalla, los revolucionarios utilizaron la destrucción de las vías férreas como medida de contención contra el ejército.

Si bien la arriería aún era el principal medio de transporte en el occidente del país, el desarrollo de la red ferrocarrilera durante el Porfiriato hizo que ésta última se convirtiera en la más importante vía para el traslado de mercancías y de pasajeros en aquellos años.

Al comienzo del siglo XX, la red ferroviaria mexicana era un símbolo de progreso, y su extensión le permitía comunicar el centro del país con la frontera norte, el Golfo de México y el Pacífico. La mayor concentración de rieles estaba en la CDMX con 5 estaciones (F.C. Hidalgo, San Lázaro, Buenavista, Colonia y Nonoalco-Tlatelolco de carga).

No obstante, el asesinato de Francisco I. Madero y la posterior usurpación de la presidencia de Victoriano Huerta propiciaron los mayores daños a la red ferroviaria durante el conflicto armado.

Según el Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero, al darse cuenta de que las tropas del ejército se movían por ferrocarril, los revolucionarios destruían las vías para impedirles el paso y así mantener el control de las regiones.

De esta manera, el transporte por ferrocarril y sus vías de comunicación se convirtieron en la principal táctica de guerra en ambos frentes, tanto para temas de logística como para la movilización de las tropas (muchos se encargaban de reparar tramos destruidos para poder avanzar).

Ante el ascenso de los ejércitos rebeldes, Victoriano Huerta propuso la militarización y vigilancia de las vías, además de la instalación de piezas de artillería.

En medio del conflicto, la vida cotidiana y la movilidad de la población se limitó prácticamente por completo. Según el testimonio de una mujer proporcionado al diario El País y rescatado por la revista Mirada Ferroviaria, ella tardó un mes en llegar a Torreón desde Chihuahua, ciudad que había sido tomada por Francisco Villa. La mujer se había desplazado ante la falta de insumos básicos.

A la crisis económica, se le sumó la falta de combustible para mover los trenes (petróleo y carbón). Los ferrocarriles se vieron obligados a utilizar leña, pero este elemento también estaba escaso.

En un escrito dirigido a Emiliano Zapata y fechado el 12 de enero de 1915 se lee: “En vista de las dificultades para movilizar los trenes por falta absoluta de combustible, me permito comunicarle que debe emprender la marcha con sus fuerzas pie a tierra hasta tener contacto con el enemigo por Puebla”.

Una vez culminada la revolución, datos del gobierno norteamericano refieren que de los más de 18,000 kilómetros de vías férreas que había en 1914, únicamente 923 quedaron servibles, mientras que las locomotoras de vía ancha disminuyeron de 670 a 19 y los furgones pasaron de 17,479 a 2,052.

Autos, barcos y más

Si bien los demás tipos de transporte permanecieron en un rol secundario durante el periodo revolucionario, éstos tuvieron mayor importancia de la que se cree.

Durante el inicio del conflicto, clubes de automovilistas presionaron al gobierno para que se construyeran carreteras que soportaran los vehículos que se importaban desde EU y Europa. Ahí, el presidente Madero fundó la Inspecciónde Caminos, Carreteras y Puentes, la cual dependía de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas.

A la par, se difundieron las ventajas de trasladar mercancías a través de vehículos automotores, los cuales incluso se emplearon como patrullas o ambulancias. En esos años, aparecieron sectores relacionados a la producción de neumáticos y la venta de vehículos usados.

Luego de la finalización de la revolución, varios caminos quedaron parcialmente destruidos, por lo que el presidente Calles fundó en 1925 la Comisión Nacional de Caminos (hoy SCT), a través de la cual se desarrollaron 700 kilómetros de carreteras,

Respecto al transporte marítimo, éste tuvo una pausa durante el conflicto revolucionario. Previamente en el gobierno del General Porfirio Díaz, se emprendió la etapa de construcciones marítimas en los Puertos de Veracruz, Tampico, Coatzacoalcos, Manzanillo y Salina Cruz, las cuales fueron retomadas hasta creación de la Secretaría de Marina en 1940.

Su importancia radica en la presión que sostuvo el gobierno norteamericano con la presencia de su armada en el puerto de Veracruz (compuesta por buques de guerra, tropas de Marinería y de Infantería), lo que provocó la renuncia de Victoriano Huerta a la Presidencia, el 15 de julio de 1914.

¿Cómo se afectó eintercambio comercial y el transporte de mercancías?

El mayor daño en el comercio y traslado de mercancías se dio en la capital del país. Sin embargo, la frontera norte fue una de las regiones económicas que fungió como enlace con los que fijaban la tarifa y los comerciantes de alimentos, suministros y armamento.

De acuerdo con el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja California, durante los años de mayor violencia armada (1913-1916) aparecieron intermediarios civiles y militares que sustituyeron a los antiguos comerciantes y empresarios locales. 

Esto favoreció el abasto de todo tipo de mercancías, la apertura de agencias comerciales e importadoras, casas de corretaje y cambio de moneda. A diferencia del centro del país, la circulación del dólar estadounidense en la frontera impidió que los billetes revolucionarios y los signos crediticios alternos frenaran el intercambio.

Sin embargo, también se generaron monopolios, control de precios, inflación y regulación de tarifas y trayectos por ferrocarril. En ese sentido, la producción, el transporte y la comercialización de los productos continuó durante el conflicto sin importar quién era el encargado de financiar el ciclo productivo.

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