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El día que la electricidad ‘jubiló’ a los caballos como medio de transporte

Fue en el último cuarto del siglo XIX que el ser humano se percató de que podía producir electricidad para utilizarla en su vida cotidiana.

Si bien existieron grandes personajes que fungieron como artífices del desarrollo de esta nueva fuente de poder, el nombre de Thomas Alva Edison se encuentra en lo más alto de la llamada ‘Era de la Electricidad’.

Gracias a su uso, la electricidad permitió a los estudiantes utilizar una sola lámpara para estudiar durante toda la noche, y propició el nacimiento de los electrodomésticos para facilitar las labores del hogar.

También permitió el surgimiento de los primeros elevadores en los hoteles, aunque su mayor repercusión se dio en materia de transporte.

La llegada de la electricidad al transporte

Para finales del siglo XIX, el principal modo de traslado en México era el tranvía. En 1890, por la capital de la República circulaban 300 tranvías arrastrados por tres mil mulas y caballos.

Dichos tranvías procedían de Estados Unidos y su principal estación se ubicaba en el Zócalo capitalino.

De ahí partían a casi todas las calles de la ciudad y poblaciones más grandes como Tlalpan, Tacubaya, Azcapotzalco, Tacuba, Santa Fe, San Ángel, Mixcoac, etc.

Como parte de la reactivación económica, durante esos años se llevó a cabo la modernización del transporte para dar cabida al inminente aumento de la población.

Básicamente consistía en el establecimiento de redes suburbanas

sobre calzadas o caminos que comunicaban a la ciudad con los principales pueblos, pero con la introducción de la energía eléctrica para reducir los tiempos de recorrido.

La fundación del Taller y Plantas Generadoras de Indianilla en 1898, marcó el parteaguas en la forma en que las personas se trasladarían por la capital del país.

En ese taller comenzaron a ensamblarse los modernos tranvías eléctricos marca Brill, permitiendo que los miles de mulitas y caballos que tiraban de este medio de transporte por fin se ‘jubilaran’.

Fue el 15 de enero de 1900 que el general Porfirio Díaz inauguró la primera ruta de tranvías eléctricos Zócalo-Tacubaya, la cual tenía una capacidad para 24 y 36 pasajeros.

A partir de esa década, el nuevo modo de transporte floreció a raudales alcanzado al antiguo pueblo de Coyoacán, la colonia Santa María la Ribera, y las poblaciones de Azcapotzalco y Xochimilco.

Gran éxito de los tranvías eléctricos

Después del Porfiriato y en plena Revolución Mexicana, las inauguraciones de este tipo de tranvías no cesaron.

El domingo 26 de mayo de 1912, el presidente Francisco I. Madero inauguró el tranvía eléctrico en la población de Iztapalapa.

Luego de arribar en un tranvía desde Chapultepec y acompañado por una importante comitiva, Madero ofreció un emotivo discurso con miras a solucionar los problemas que presentaba el norte del país con las tropas de Pascual Orozco.

Al final emitió estas palabras: “Que esta nueva vía férrea sea un aliciente para que muchos hermanos nuestros extraviados depongan las armas, se dediquen a trabajar dentro de la Ley, dentro de la Constitución”.

Se estima que 10 mil personas se reunieron en Iztapalapa para celebrar este acontecimiento que duró toda la noche.

Cerca de 6 meses después, se inauguró el servicio de trenes eléctricos a la población de Cuajimalpa.

Con el paso de los años y con la llegada masiva de autos y camiones, los tranvías fueron perdiendo popularidad. A pesar de ello, su tecnología permitió el desarrollo natural de los llamados trolebuses.

Sin embargo, la llegada del Sistema de Transporte Colectivo Metro en 1969 puso el último clavo en el ataúd para el tranvía eléctrico, quien diez años después haría su concluyente recorrido.

Luego de la desaparición de los tranvías, se creó un nuevo transporte llamado “Tren Ligero”, el cual se construyó sobre los restos de las vías Taxqueña-Xochimilco​ y el ramal Huipulco-Tlalpan.​

A mediados de 1986 se inauguró la primera etapa y en 1988 la segunda.

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