Vacunas de Covid llegarán a México via aérea de Bélgica
El canciller Marcelo Ebrard ha interrumpido este martes la conferencia matutina del presidente mexicano para dar “una buena noticia”, como la ha calificado Andrés Manuel López Obrador: las primeras vacunas de Pfizer, 1,4 millones de dosis, han embarcado ya en Bélgica y llegarán a partir de este miércoles.
La entrega de este primer lote se completará en enero próximo. Lo demás siguen siendo incertidumbres por ahora.
Cuándo empezará la inmunización, entre quiénes, cuándo concluirán los primeros objetivos, incluso cuándo llegarán los siguientes envíos, aunque Ebrard ha dicho que se sucederán cada martes a partir de ahora.
Este terreno de pocas certezas es el que cabe esperar, a decir de los expertos, puesto que la mayoría de los Gobiernos están en manos de las farmacéuticas, que pueden virar su comercio de un día para otro si soplan aires de un negocio más jugoso.
Lo de Pfizer es casi un experimento piloto que pone a prueba la capacidad de los países para recibir y distribuir la vacuna.
Lo primero será demostrar que se cuenta con las condiciones de congelación necesarias, algo que México ya ha hecho, puesto que la vacuna está volando, si bien con retraso sobre lo previsto.
Ebrard ha explicado que llegarán en esta primera tanda 1,4 millones de dosis. Arribarán en sus cajitas de conservación que garantizan unos 10 días en buen estado incluso a pleno sol, dice el profesor del Departamento de Microbiología de la UNAM Mauricio Rodríguez Álvarez.
Pero esos 10 días no dan para mucho en las macrocifras mexicanas, donde solo el personal sanitario alcanza casi el millón de personas. De los 36 millones de dosis para la campaña de vacunación de la influenza apenas se han usado el 60% y llevan ya dos meses y medio con el programa.
La cajita de las vacunas, que tiene su GPS y sus rigurosos registros de temperaturas, solo son un dispositivo complejo para el transporte. Pero tendrán que ser almacenadas en frío para ir vacunando paulatinamente a la población, personal sanitario, personas de riesgo, quizá maestros, como sugirió el presidente López Obrador esta semana.
Para ello se necesitaría una legión de colaboradores e insumos. “Se acabarán las jeringas, el alcohol y las torundas, como se acabaron en su día los cubrebocas”, vaticina Rodríguez Álvarez.
El científico ve con buenos ojos que el proyecto de vacunación lo inicie el Ejército mexicano, debido a la gran fragmentación del sistema de salud en diversas instituciones sanitarias, “que impedirían una logística coordinada”.
Rodríguez Álvarez opina que esta primera ronda de inmunización podría llevar incluso cuatro meses. Cree que no es tiempo ahora de detenerse en si el avión llega un día más tarde o más pronto, extremos, dice, que caen del lado de la política exclusivamente. “De lo que hay que estar pendiente es de que se use bien el material que llegará, que la gente no rechace la inmunización y que se completen los esquemas previstos”, añade.