UE va por Proyecto Marco Polo: puertos y autopistas del mar
La Unión Europea tiene entre sus objetivos el desarrollo de políticas medioambientales sostenibles. Una de las áreas a las que afecta este objetivo es el transporte de mercancías por carretera, que utiliza combustibles fósiles y genera elevadas emisiones de CO2.
A tal fin, la Comunidad ha desarrollado dos programas llamados Marco Polo I (2003 – 2006) y posteriormente Marco Polo II (2007 -2013). Ambos programas comparten los objetivos: reducir la congestión y mejorar el comportamiento medioambiental del conjunto del sistema de transporte intermodal, hacerlo de manera eficiente y sostenible, y mejorar la cohesión económica y social de la Unión. También ambos programas instrumentan su actuación de manera similar, por medio de ayudas y subvenciones a proyectos que converjan a los objetivos señalados.
Con estos objetivos, los principales esfuerzos se centran en un mejor aprovechamiento de las infraestructuras y recursos menos lesivos para el entorno transfiriendo volumen a los modos mas ecológicos y sostenibles. En este mismo sentido resulta importante encontrar vías alternativas al transporte por carretera y exige un mayor protagonismo de las estructuras intermodales, entre otras, los puertos, y con ellos las llamadas autopistas del mar.
Sobre estos planteamientos compartidos por ambos programa Marco Polo, el segundo incluye disposiciones nuevas, especialmente en lo relativo al alcance: incluye actuaciones que incluyan a países ajenos a la Unión Europea cuando éstos interactúen con otros que sí pertenecen.
En consecuencia, el programa Marco Polo II propone una cobertura geográfica más amplia. Se aplica, así, a acciones que se refieren al territorio de al menos dos países de la UE o de al menos un país de la UE y un país cercano no miembro de la UE.
Aunque son varias las acciones objeto de estas ayudas, queremos centrarnos en aquellas que implican transferencia modal e incluyen vías marítimas dando así sentido a las llamadas autopistas del mar. Este tipo de intermodalidad contempla el transporte por carretera o ferrocarril y el transporte marítimo de corta distancia, incluidas las referidas autopistas del mar, buscando una utilización más adecuada de las infraestructuras existentes y la máxima reducción posible del transporte por carretera.
Uno de los desarrollos esenciales para alcanzar estos objetivos, es la optimización del transporte marítimo y para ello ha resultado esencial potenciar la intermodalidad en los puertos y el desarrollo de las autopistas del mar. Ambos desarrollos permiten transferir el transporte de mercancías de la carretera a las vías marítimas de corta distancia, al ferrocarril, a las vías navegables interiores o a una combinación más eficiente y sostenible de modos de transporte.
Las autopistas del mar son un concepto del año 2001. El término se aplica a la unión por vía marítima de varios puertos substituyendo de este modo el trasporte por tierra, generalmente por carretera, y disminuyendo así el impacto ambiental. El desarrollo de este concepto requiere de la mejora y desarrollo de las capacidades e infraestructuras de los puertos.
La necesidad de invertir en aquellas infraestructuras prioritarias ha obligado a fijar una serie de criterios para delimitar que rutas y puertos pueden ser consideradas “autopistas del mar”, Aunque no es el único criterio, la descongestión de los Alpes, el Canal de la Mancha o los Pirineos ha sido tenida en cuenta para fijar las rutas y concesiones a desarrollar.
Las autopistas del mar se distribuyen en cuatro áreas geográficas y comunican los respectivos puertos de las costas afectadas:
Autopista del mar de Europa occidental para comunicar España y Portugal con el Mar del Norte a través del arco atlántico.
Autopista del mar de Europa sud-occidental: comunica España, Francia, Italia con la autopista del mar de Europa sud-oriental
Autopista del mar de Europa sud-oriental: comunica el área del Mediterráneo más oriental, el Mar Adriático y el Jónico.
Autopista del mar Báltico: para comunicar los puertos de los países de la UE en el mar Báltico con los de Europa Central y del Oeste.
La ayuda financiera contemplada en Marco Polo II para apoyar este esfuerzo se concreta en un máximo del 50% de las inversiones que impliquen acciones de aprendizaje común y del 35 % para el resto. El conjunto de fondos aplicado a este programa asciende a 400 millones de euros (300 millones mas que su antecesor Marco Polo I).
Por último y dada la importancia de los esfuerzos cabe mencionar la trascendencia de coordinar la actuación de los diferentes puertos, acción que, en el caso español, se realiza desde Puertos del Estado; quien además tiene y ha tenido un papel esencial impulsando el desarrollo de ambos Marco Polo en nuestro territorio.
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