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¿Realidad o ficción? El misterio del Renault que se hundió en el Titanic

Han pasado 108 años desde que el transatlántico más famoso del planeta se hundió en su viaje inaugural después de chocar contra un iceberg en el océano Atlántico. La película de 1997, dirigida por James Cameron, ayudó a conocer a fondo todos los detalles.

William E. Carter
William E. Carter

Sin embargo, existe uno que no se ha podido aclarar del todo. Cuando Cameron y su equipo de producción realizaron la investigación previa al rodaje, documentaron la existencia de un Renault Type CB Town Car (Coupé de Ville), el cual aparentemente viajaba en el área de carga del Titanic.

El propietario era William E. Carter, un acaudalado hombre de Pensilvania, EU, quien adquirió el vehículo en Francia meses antes del hundimiento del Titanic.

Un auto adelantado a su época

El modelo de reciente año era un portento de elegancia con el frente ligeramente inclinado y el radiador ubicado detrás del motor, una solución poco vista en aquella época. A la par, incluía una transmisión por eje (no por cadena como la mayoría) que permitía un mejor comportamiento en terrenos sinuosos.

El hombre de 36 años viajaba en primera clase con su esposa Lucile y sus dos hijos, todos lograron sobrevivir, pero el auto de lujo se hundió hasta el fondo del Atlántico. 

Más tarde, Carter presentó un reclamo de 5,000 dólares contra la compañía de seguros por la pérdida total del vehículo…más 100 y 200 dólares por la desaparición de sus mascotas.

Gracias a esta exigencia, se conoció la identidad del auto, aunque no existen fotografías ni hay información clara sobre si realmente el vehículo estuvo a bordo del Titanic. Esto ha alimentado los rumores, algunas personas creen que Carter usó el desastre naval para obtener el cheque de la aseguradora británica Lloyd’s. 

Pero ¿por qué piensan eso?

Dinero y poder, las obsesiones de su dueño

William E. Carter nació el 19 de junio de 1875. Su padre era conocido como el ‘barón del carbón y el hierro’, ya que poseía cientos de minas en el condado de Carbon, Pensilvania. Tras su muerte en 1893, el joven William heredó su fortuna.

Fanático del polo y de la cacería, William trabajó como corredor de bolsa y fue miembro de la sala de lectura de Newport. Se casó con Lucile Stewart Polk, una joven de la alta sociedad de Baltimore con quien tuvo dos hijos.

La familia viajaba mucho a Europa, especialmente a Inglaterra, donde se asentaban durante períodos prolongados. El estatus y el dinero eran lo más importante para William, poseía una limusina Mercedes de 45 caballos y aparecía constantemente en las secciones de sociales del New York Times o The Sun.

En marzo de 1912, la familia Carter decidió regresar a América por su cuenta partiendo de Southampton. En el último minuto, cambiaron sus planes y reservaron en el Titanic.

Con el boleto número 113760, los Carter viajaban con parte de su servidumbre y sus dos perros. En el manifiesto de carga (documento que recopila toda la carga de un buque), apareció el Renault de Carter, pero trasciende que se enlistó como ‘caja o envoltura’, por lo que se podría interpretar que el automóvil no estaba totalmente ensamblado.

William sobrevivió al hundimiento del Titanic tras abordar uno de los botes aparentemente sin permiso, ya que estaba destinado a mujeres y niños. Su esposa e hijos abordaron otro bote y salvaron la vida, aunque eso no evitó que el matrimonio concluyera meses después debido al carácter violento de Carter.

Renault y el Titanic: Un misterio sin resolver

Desde el descubrimiento del barco en el fondo del Atlántico, diversos investigadores han intentado localizar el auto o, por lo menos, hallar algunas partes de él.

En el documental Ghosts of the Abyss, lanzado en 2003, se mostraron algunas piezas de metal aplastadas que aparentemente serían del Renault de Carter. 

Otra investigación sugiere la existencia de una fotografía de la rueda delantera izquierda y la salpicadera; en ninguno de los dos casos, las pruebas son contundentes.

A más de un siglo de la tragedia, el misterio de Renault del Titanic aún permanece.

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