¿Qué tan complicado es incorporar unidades eléctricas a una flota de carga y de última milla?
Actualmente se vive un periodo de transición hacia la electromovilidad, incluyendo a los vehículos de carga y de última milla. La llegada de los primeros vehículos eléctricos en el sector del autotransporte es ya una realidad.
Ante ello, compañías de transporte y mensajería han tenido el enorme reto de incorporar unidades eléctricas a su operación, siempre dependiendo de la disponibilidad de vehículos que poseen los fabricantes.
Tal es el caso de Estafeta, quien para incorporar sus primeras unidades eléctricas en nuestro país realizó diversas evaluaciones enfocadas en temas de rendimiento, postventa, capacidad, etc.
La entrada de sus primeras 10 unidades eléctricas tuvo un tiempo importante de planeación, instalación, etc., el cual ascendió entre 9 a 11 meses (agravado también debido a la pandemia)
“Este proceso abarcó valuaciones, contratos con armadoras para incorporar las unidades, capacitar a los operadores en cada uno de los vehículos, etc”, indicó Alejandro Vázquez Garduño, Gerente Nacional de Flotilla Terrestre en Estafeta.
Infraestructura, el mayor reto en la incorporación de unidades eléctricas para Estafeta
No obstante, el punto de inflexión para Estafeta se orientó a la infraestructura requerida para incluir este tipo de vehículos a su operación.
“No solo es incorporar el vehículo, también hay que considerar el tema de la infraestructura, el centro operativo, en dónde van a estar los cargadores, cuestionarnos si hoy en día la infraestructura de la CFE nos da para ponerlos”, señaló Vázquez Garduño en una entrevista realizada por la ANTP.
En ese sentido, Estafeta incorporó los cargadores directamente en sus instalaciones como parte de un convenio con CFE, siendo el proveedor el que proporcionó la infraestructura a través de mediciones para identificar los picos de voltaje y para no interferir con la operación ya existente.
Estas 10 unidades ya están operando desde la base de Estafeta ubicada en Azcapotzalco, CDMX, donde proporciona servicio por zonas cercanas en la capital del país.
“La autonomía de estos vehículos nos da para cargarlos cada tercer día por las rutas que ya tenemos establecidas”.
Además de la mitigación del combustible, las ventajas que la compañía identifica con el uso de estas unidades son las cero emisiones, y el ahorro en su mantenimiento.
Por último, Estafeta se encuentra en la evaluación para desarrollar a futuro un centro operativo 100% electrificado.