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¿Por qué la resiliencia es el ‘tesoro escondido’ en la cadena de suministro?

El constante avance de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) y el desarrollo de sistemas logísticos internacionales han facilitado la integración de economías mediante la red de cadenas de suministro mundiales.

No obstante, desastres naturales como los presentados recientemente en Guerrero y Baja California Sur dan fe que las operaciones de cadenas de suministro globales también son vulnerables ante potenciales riesgos de disrupción que pueden deberse a factores naturales o humanos.

En ese sentido, se habla de riesgo e incertidumbre en la cadena de suministro de forma intercambiable; lo que supondría que estos dos conceptos son sinónimos. Sin embargo, este no es el caso, ya que, si bien están vinculados, son conceptos diferentes.

De acuerdo con una investigación del Instituto Mexicano del Transporte, IMT, existe el RIESGO de que las empresas tengan que lidiar con las posibilidades de encontrar situaciones que puedan afectarles negativamente.

Sin embargo, no todos los eventos futuros son igualmente desconocidos. Las empresas pueden predecir la probabilidad de estos eventos durante un período establecido para ayudarles a determinar cómo reaccionar potencialmente cuando se producen.

Los eventos con mayor probabilidad y un impacto potencial significativo requieren una mayor preparación.

En contraste, la INCERTIDUMBRE considera eventos impredecibles; puesto que no se han encontrado previamente. Lo anterior implica que el tipo de acontecimiento se encuentra fuera de la experiencia pasada.

Al diferenciar entre el riesgo y la incertidumbre, se identifica una importante regla para la resiliencia: Cuando se enfrenta principalmente por el riesgo, tiene sentido invertir en mejorar la resistencia; Cuando se trata de la incertidumbre, es más apropiado invertir en mejorar las capacidades de recuperación.

La importancia de la resiliencia en la cadena de suministro

Una vez entendida la diferencia entre riesgo e incertidumbre, se debe incluir el concepto de resiliencia en la operación.

La resiliencia se define como la capacidad adaptativa que tienen las cadenas de suministros para prepararse frente a la ocurrencia de eventos inesperados, responder a interrupciones, y recuperarse de estos manteniendo continuidad en las operaciones a un nivel deseado.

Christopher y Peck (2004) sugieren algunos principios que sustentan la resiliencia, en la cual se destaca que “la resiliencia en la cadena de suministro será posible mediante la creación de una cultura de gestión de riesgos en la organización”.

El mensaje que debe entenderse y actuar es que el mayor riesgo para las empresas puede provenir de una cadena de suministro más amplia que de una empresa.

Normalmente, las cadenas de suministro han sido diseñadas para optimizar el costo y/o el servicio al cliente, rara vez la resiliencia es la “función objetivo” para el proceso de optimización.

Según investigadores del IMT, esto debe cambiar y se proponen 2 acciones:

Comprensión de la cadena de suministro. Las herramientas de mapeo pueden ayudar a identificar los “puntos críticos” y las “rutas críticas”.

Estrategia de base de suministro: Si bien puede ser deseable contar con un proveedor líder, siempre que sea posible deberían estar disponibles fuentes alternativas.

Un ejemplo tangible de cómo un desastre impacta fuertemente en las cadenas de suministro que dependen de pocas fuentes o una fuente única para ciertos insumos, fue el caso del terremoto del Gran Este en Japón.

Con el daño a Renesas Electronic Corp, el mayor fabricante de microchips hechos a medida en el mundo, toda la industria automotriz en Japón y otras partes del mundo experimentaron una severa suspensión de producción,

Esto se debió a que los chips específicos del usuario eran difíciles de volver a adquirir y la estricta gestión “justo a tiempo” en la industria resultó en un inventario extremadamente bajo, generalmente por hasta seis horas.

“Con esta experiencia queda de manifiesto la importancia de la visibilidad de la cadena de suministro basada en una estrecha colaboración con los clientes y proveedores, así como en la integración interna dentro del negocio”, asegura el estudio del IMT.

La planificación colaborativa con los clientes es importante en primer lugar para permitir la visibilidad de la demanda, pero también para compartir información sobre las tendencias del mercado y las percepciones de riesgo.

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