¿Podrán los cruceros superar la crisis del Covid-19?
La industria de cruceros ha sido una de las más golpeadas por la crisis del coronavirus (Coivd-19). A raíz de la pandemia, las 338 naves del sector están atracadas y las línea de cruceros pierden millones de dólares al mes para mantener su flota. Esto ocurre mientras los gobiernos emiten decretos que prohíben la navegación y los 32 millones de pasajeros estimados para este año por la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) están en sus hogares, informó Financial Times.
Se cree que la interrupción de las operaciones durará al menos hasta agosto de este año. En medio de este escenario, la industria intenta recuperar la confianza del público con nuevas medidas de salud e higiene. No obstante, el banquero especializado en viajes de Baird, Martin Luen, advierte que será un lento retorno al crecimiento.
En un claro ejemplo de las dificultades a las que se enfrenta la industria, más de 60.000 tripulantes permanecen varados a bordo de las naves esperando a saber si serán repatriados a sus países de origen. De las tres compañías de cruceros más grandes, Carnival dice que tiene 32.000 tripulantes en espera de ser repatriados y Royal Caribbean dice que ha devuelto a 26.000 de sus 77.000 empleados a bordo. Norwegian Cruise Lines, por su parte, no ha entregado información al respecto.
Asimismo, las tres compañías -cuyos buques constituyen el 70% de las naves de la industria- se enfrentan a múltiples casos judiciales de pasajeros que han perdido a sus familiares y a la tripulación que se ha enfermado.
Antes de la pandemia, se creía que la década del 2020 sería de auge para los cruceros. Solo este año debían ser lanzados 19 nuevos cruceros por un valor de más de US$9.000 millones. Adicionalmente, se estaban construyendo naves mucho más grandes. Asimismo, se están desarrollando puertos en todo el mundo para acomodar a los cruceros y a los pasajeros que los inundan. Sin embargo, en lugar de obtener beneficios récord, la industria ahora lucha por conseguir dinero en efectivo.
En mayo, Norwegian utilizó dos de sus cruceros y dos islas como garantía de parte de una recaudación de fondos de US$2.400 millones que incluía capital, préstamos e inversiones privadas. Carnival, por otra parte, recaudó US$6.400 millones a través de acciones y deudas en abril, incluyendo una participación de US$430 millones del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita, pero aun así planea despedir personal y recortar salarios. Mientras que en mayo, Royal Caribbean recaudó US$3.300 millones asegurados contra 28 buques y “propiedad intelectual material”, poco después de que S&P y Moody’s hubieran rebajado la calificación crediticia de la empresa a “basura”.
La industria no solo se enfrenta a los gastos de mantenimiento de los buques para cuando puedan reanudarse los viajes, sino que también a importantes salidas de dinero en efectivo cuando los clientes reclaman reembolsos por viajes cancelados. Un poco más de la mitad de los clientes de Norwegian con viajes cancelados han solicitado reembolsos en efectivo en lugar de vales que ofrecían el 125% del valor original de sus vacaciones.
Además, a diferencia de sus pares en los sectores de hoteles y restaurantes, las líneas de cruceros no son elegibles para el programa de ayuda del gobierno de Estados Unidos de US$3.000 millones. CLIA también se ha dirigido a la Unión Europea para solicitar ayuda, pero según el analista de viajes y turismo de GlobalData, Ben Cordwell, “es poco probable que las autoridades sean comprensivas”, ya que el registro de las compañías en paraísos fiscales “da a los gobiernos una excusa para no incluirlos en el estímulo y evitar el riesgo de una reacción violenta del público”.
Adicionalmente, la industria no es ajena a las denuncias de activistas que han argumentado durante mucho tiempo que los cruceros ensucian el medio ambiente con altos niveles de descargas nocivas y dañan los hábitats. La directora de campañas marítimas del grupo ambientalista Stand.earth, Kendra Ulrich, sostuvo que el “Covid-19 ha puesto a la industria bajo la atención internacional y la gente está examinando muy detenidamente cómo ha actuado esta industria durante décadas (…) Este es el último ejemplo de una cultura empresarial moralmente en bancarrota y a la que van a tener que hacer cambios públicos y sustanciales, para recuperar la confianza del público”.
Para restablecer la confianza del público, las líneas de cruceros han centrado su atención en controles sanitarios más estrictos y en una mayor sanidad. El director ejecutivo de la compañía de seguros Saga, que dirige dos cruceros, Euan Sutherland, comentó que “para febrero teníamos un protocolo médico completamente mejorado, exámenes médicos completos, controles de saturación de oxígeno, historial médico de 28 días para los pasajeros y la denegación de embarque a cualquier persona con síntomas de gripe, aunque sean leves”. Otras líneas de cruceros han comenzado a anunciar medidas similares.
Genting, que opera tres líneas de cruceros fuera de Asia, fue la primera en anunciar oficialmente nuevas medidas y ha prometido que se suministrará a cada camarote aire filtrado al 100% desde el exterior del buque y que se añadirán salas de aislamiento en los centros médicos de a bordo. A pesar de ello, la profesora de enfermedades infecciosas emergentes en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Annelies Wilder-Smith, aseguró que para prevenir futuros brotes de coronavirus los cruceros tendrían que operar a una capacidad máxima del 50%. También sugiere que se realicen exámenes médicos antes de la salida, que se limiten los viajes de un día a tierra y que se divida el horario de las actividades para que solo participe la mitad de los pasajeros a la vez. “Logísticamente es una pesadilla, pero se puede hacer”, destacó.
Por su parte, el analista de Morgan Stanley, Jamie Rollo, manifestó que “la industria necesita convencer a los clientes de que están seguros, que no se arriesgarán a infectarse con el Covid-19 o a estar en cuarentena en un buque. “Cuando se reanude la navegación puede que solo se necesite un pequeño brote en un buque para que las operaciones mundiales se suspendan de nuevo, por lo que la industria necesita hacer esto bien a la primera”, concluyó.
Por MundoMaritimo