Nuevo programa sólo ha chatarrizado 2 unidades en 3 meses
Al igual que fue su proceso de elaboración y aprobación, la implementación del Programa del Gobierno federal para la Renovación de Vehículos de Carga y de Pasaje, mejor conocido como “chatarrización”, ha tenido un avance lento, pues, a casi tres meses de haber sido publicado en el Diario Oficial de la Federación, tan sólo ha logrado sustituir y mandar a destrucción la nada alentadora cantidad de dos unidades. Dicen que ya está listo, pero nada.
Lo anterior debiera ser preocupante si tomamos en cuenta que el objetivo de Comunicaciones y Transportes, de Gerardo Ruiz Esparza, Economía, de Ildefonso Guajardo,
Medio Ambiente, de Juan José Guerra y, por supuesto, Hacienda, de Luis Videgaray es sustituir y mandar a destrucción, tan sólo en el primer año, alrededor de seis mil unidades.
De hecho, la destrucción de las dos primeras unidades, al amparo del mencionado programa, se debió a que la División Comercial del Grupo Daimler, que en México encabeza Stefan Kürschner, gestionó todos los trámites requeridos para la acreditación del proceso, mismos que, en el papel, se antojan complicados para el llamado “hombre camión” quien es, en teoría, el principal objetivo del programa.
Según el texto, que se hiciera oficial el pasado 26 de marzo, por lo menos tres mil de las unidades a destruir 50% del total) deben provenir de esos pequeños transportistas, los cuales, hoy en día, representan más de 80% de los operadores del sector del autotransporte en el país y son, principalmente, los que presionan hacia arriba el promedio de antigüedad de la flota vehícular, el cual se encuentra en 17 años y medio.
Los beneficios que ofrece el programa de “chatarrización” no son nada despreciables; incluso, se observan incrementos en los estímulos económicos para los interesados en sustituir sus unidades que van desde el 55%, hasta el 81% con respecto al programa anterior, lo que, en pesos y centavos, quiere decir que van desde los 145 mil hasta los 250 mil de apoyo, dependiendo del tipo de vehículo que se sustituya.
Ahora bien, en materia de financiamiento, se ofrecen créditos bancarios y no bancarios con 80% de la garantía cubierta por Nafin, de Jacques
Rogozinski, por montos máximos de cuatro millones de pesos por acreditado, plazos de cinco y cuatro años para unidades nuevas y semi nuevas, respectivamente, y enganches de entre 10 y 20% del valor total, dependiendo el tipo de unidad a adquirir o el número de unidades que tiene el permisionario.
Y por si fuera poco, el programa de renovación vehicular contempla también la sustitución de los vehículos extranjeros importados al país de manera irregular, o mejor dicho “chocolates, mediante la petición y trámite correspondiente ante el SAT, de Aristóteles Núñez, quien estaría dispuesto a incorporar a estos operadores a los estímulos fiscales y a los programas de crédito a cambio de que la unidad salga de circulación.
Sin embargo, y a pesar de lo atractivo que resulta el programa, la aplicación a los beneficios del mismo se encuentra supeditada a la regularización del prestador de servicios de transporte, trámite muy complicado si se considera que más de 60% de los “hombres camión” no paga impuestos y, muy probablemente, no esté dispuesto a hacerlo.
Fuente Alicia Salgado / Excelsior