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Mercancías abandonadas en contenedores agrava crisis logística mundial

Los problemas de las cadenas de suministro globales arrojaron todo tipo de cosas, desde contenedores abandonados llenos de coles rojas podridas hasta barriles de cerveza y mantas para perros.

Las mercancías varadas, no deseadas o retrasadas crearon un auge en el negocio de la recuperación de cargas, y un grupo de empresas que rara vez está en el centro de la atención y que mantiene el comercio mundial en marcha.

“Estamos terriblemente ocupados con la gente que se va a la quiebra y cancela las mercancías. Estos contenedores cuestan mucho dinero y están esperando en los puertos”, afirma Jake Slinn, director de la compañía británica de recuperación de carga y compra de inventarios JS Global.

Se desconoce el tamaño exacto del mercado de recuperación de carga y excedente de inventarios, pero estos grupos manejan miles de mercancías que deben destruirse o revenderse a medida que aumenta la demanda de sus servicios.

También se convirtió en una actividad cada vez más importante para los grupos navieros, las empresas de logística y las aseguradoras, ya que las mercancías se quedan varadas debido a los cuellos de botella en el suministro y al aumento del tiempo que requiere el transporte de mercancías.

Ahora se tarda más de 100 días entre que se recoge la mercancía con los exportadores asiáticos y se entrega en los puertos europeos o estadunidenses, en comparación con menos de 60 días de 2019, según el agente de carga Flexport, con sede en San Francisco.

Las mercancías suelen retrasarse aún más una vez que llegan a tierra debido a la escasez de camioneros y a los almacenes abarrotados que tienen un espacio de almacenamiento limitado.

Sin embargo, a pesar de las crecientes oportunidades para su negocio, Slinn afirma que comprar contenedores desechados puede ser un volado.

La compañía se ha deshecho de miles de mascarillas piratas, cajas de coles rojas no aptas para su consumo y un lote de neumáticos que un exportador clandestino envió a Dublín.

Otros grupos que se han beneficiado del auge de la reventa son las plataformas de subastas. Se utilizan para revender mercancías, que acaban en los centros de distribución o en las fábricas, así como en los puertos.

Charlie Wilson, director del mercado en línea Salvex, propiedad del canadiense Ritchie Bros, dijo que a menudo se ponen a la venta mercancías fuera de temporada y piezas industriales sobrantes. “Experimentamos un auge”.

Calcula que la oferta de bienes recuperados en su plataforma se disparó en alrededor de 15 por ciento interanual.

El director de operaciones, Richard Lewis, agregó que sus plataformas de subastas también disfrutan de un fuerte crecimiento en los listados de artículos devueltos por los compradores en línea, que compraron mucho más en la pandemia.

Sin embargo, las compañías de liquidación de inventarios —muchas de las cuales también compran inventarios recuperados— tuvieron un camino mucho más accidentado.

Michael Harrow, de la firma de liquidación de inventarios SG Trading, dijo que a este tipo de empresas normalmente les va bien durante las recesiones.

“Nos gusta pensar en nosotros mismos, en un sentido burdo, como enterradores. Nos llaman cuando hay problemas con las empresas, las cadenas de suministro y las administraciones”, dijo.

Pero es más difícil prosperar y valorar las mercancías durante la pandemia porque las vías de venta, como los mercados callejeros, las ventas de garaje y los mayoristas independientes, han desaparecido a medida que el comercio minorista se ha ido desplazando a ser en línea, añadió.

El gigante estadunidense de tecnología y logística Amazon ha configurado cada vez más los mercados de inventarios abandonados y excedentes de mercancía.

Slinn ha visto cómo se revendían en Amazon tarimas de inventarios que él mismo había gestionado, mientras que otros comercializadores informaron de que se abastecían de existencias de vendedores de terceros en la plataforma que afirmaban que la venta de productos de la marca Amazon había provocado un desplome en las de sus propios productos.Las aseguradoras también se ven beneficiadas por un descenso de las reclamaciones.

Mike Yarwood, director general de prevención de siniestros de la aseguradora de transporte y logística TT Club, afirmó que las reclamaciones “disminuyeron” por la mayor tolerancia a los defectos por parte de los importadores, aunque el grupo advirtió que los riesgos derivados del abandono de la carga han aumentado.

Sin embargo, a pesar del auge del negocio para muchos grupos, algunas firmas que tratan con minoristas tienen problemas porque están menos dispuestos a renunciar a los inventarios, dadas las dificultades para tener nuevas mercancías.

Algunos minoristas también están más dispuestos a aplicar descuentos y vender ellos mismos los productos en lugar de pasarlos a las compañías de liquidación de inventarios, dijo un proveedor de grandes minoristas de descuento de Reino Unido, como Poundland, B&M y Lidl.

Además, las multinacionales suelen exigir cada vez más que se destruyan la mercancía en lugar de revenderla, mientras que las normas de salud y seguridad dificultan la venta de productos dañados.

Las grandes empresas están paranoicas ante la posibilidad de que los productos con su marca lleguen al mercado defectuosos o a un precio más barato, afirma Steve Parry, director de CWH Johnsons International, compañía de inspección de carga.

Se espera que la disrupción de la cadena de suministro continúe hasta bien entrado 2022, por lo que es poco probable que baje la demanda de firmas de recuperación de carga y revendedores de inventarios, sobre todo si el covid se agrava, perturbando aún más el transporte marítimo mundial.

Fuente Milenio

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