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Luxemburgo, el primer país del mundo con transporte público gratuito

El nuevo año trae a Luxemburgo un regalo. Exactamente 61 días después del comienzo de 2020, el transporte público será gratuito en todo el Gran Ducado.

Desde el próximo uno de marzo, Luxemburgo será el primer país del mundo donde no se necesitarán billetes para tomar el tren, el tranvía o el autobús. Sólo aquéllos pasajeros que viajen en primera clase -en tren- tendrán que pagar pasaje.

Se cerrarán las ventanillas de venta de billetes y a los controladores se les asignarán otros servicios. “Se trata de una medida que beneficia a los ciudadanos y que mejora enormemente la imagen y el atractivo del país”, asegura al respecto el liberal primer ministro, Xavier Bettel.

La gratuidad del transporte público en el segundo país más pequeño de la Unión Europea, con 600.000 habitantes y 2.586 kilómetros cuadrados, es solo una parte -aunque la más llamativa- del gran esfuerzo gubernamental en pos de un transporte más sostenible.

Y es que el tráfico en Luxemburgo está a punto de ebullición. Experimentar un gran crecimiento económico también genera problemas, como tener un mercado inmobiliario completamente saturado, situación que está llevando a muchos ciudadanos a buscar una vivienda asequible más allá de las fronteras del país, en los países vecinos.

En 20 años la población luxemburguesa ha aumentado más de un tercio, siendo la mitad de los ciudadanos extranjeros. Además, unas 200.000 personas procedentes de Francia, Bélgica y Alemania se desplazan diariamente a sus puestos de trabajo en Luxemburgo, lo que supone un incremento del 140 por ciento en comparación con el año 2000. Tanto por las mañanas como por las tardes los atascos son habituales.

El ministro de Movilidad, François Bausch, de Los Verdes, ha dicho en repetidas ocasiones que no espera que, de pronto, simplemente por ser gratuito, muchos conductores utilicen el transporte público en lugar de sus vehículos privados.

Asegura que la gratuidad “es la guinda del pastel de una estrategia integral de transporte multimodal” que tiene como objetivo hacer el transporte local tan atractivo que la gente pueda utilizar los servicios de transporte público de forma fiable.

Dado que el contribuyente del próspero Gran Ducado ya había asumido el 90 por ciento de los costes del transporte público, 491 millones de euros (544 millones de dólares), la exención completa del pago de billete “sólo” representa para el Estado un gasto adicional de 41 millones de euros.

Desde que la coalición tripartita liderada por el liberal Bettel con los Verdes y los socialdemócratas apostase por un nuevo concepto de transporte sostenible denominado “Modu 2.0”, la inversión en movilidad ha ido incrementándose considerablemente: de los 501 millones de euros invertidos en 2018 pasará a 806 millones de euros en 2021.

La capital, ubicada en escarpados acantilados, es cada vez más accesible gracias a un ultramoderno tranvía cuyos tramos están siendo ampliados. En el angosto centro de la ciudad funciona con equipos de acumulación energética que permiten la circulación sin catenaria.

La idea es que los viajeros procedentes de Lorena, Valonia, Sarre y la región de Tréveris estacionen sus vehículos en nuevos aparcamientos periféricos y utilicen el tren para llegar a sus trabajos y al centro de la ciudad.

El plan prevé duplicar el número de plazas de aparcamiento para el año 2025. Además, se construirán carriles específicos para permitir que los vehículos con al menos tres ocupantes circulen más rápido. Bausch lamenta que actualmente la baja ocupación de los turismos supone 250.000 plazas desocupadas a diario.

En los próximos cinco años, se espera que el “Modu 2.0” alivie la congestión del tráfico a pesar de que se prevé un aumento del 20 por ciento de los desplazamientos desde y hacia el trabajo. Se estima que hasta un 22 por ciento, en lugar del actual 19 por ciento, utilizará el transporte público.

Hasta ahora el 61 por ciento de la población activa viaja sola en su propio turismo –porcentaje que se prevé se reduzca al 46 por ciento en 2025-. También hay una ventaja para los que desde otros países van a trabajar al Gran Ducado, de los cuales una cuarta parte procede de Alemania: los billetes de tren y autobús a Luxemburgo serán considerablemente más baratos.

Además, la red de carriles bici prácticamente se duplicará hasta alcanzar los 1 100 kilómetros. Entre las dos ciudades más grandes: Luxemburgo (capital) y Esch-sur-Alzette se está construyendo una “autopista para bicicletas” de 28 kilómetros de longitud con el puente para carril bici más largo de Europa (1,2 kilómetros).

También se reorganizará la red de autobuses y se prevé que un tranvía de alta velocidad, con una velocidad máxima de 100 km/h, enlace las poblaciones de la ciudad de Luxemburgo y Esch en 2035.

A pesar de todas las mejoras, la nueva estrategia de transporte no está exenta de controversia. Luxemburgo sigue llevando a cabo una política de transporte “muy orientada hacia el automóvil” afirma el experto en transporte y urbanista Heiner Monheim en Tréveris.

Monheim es particularmente crítico con los aparcamientos periféricos próximos a estaciones de ferrocarril y autobuses. “Eso no ayuda realmente al transporte público”, sostiene.

A su juicio, sería mejor: “el mínimo tráfico de coches y el máximo uso del transporte público”. Ello requeriría un número significativamente mayor de paradas de tren.

Monheim propone entre 50 y 60 nuevas paradas: “que la red ferroviaria se convierta en algo similar a la red de tren metropolitano”. Aboga también por habilitar unos 80 puntos del servicio público para el préstamo de bicicletas y potenciar así su uso en Luxemburgo. “Un experimento tarifario no cambia el transporte en su conjunto”, concluye el experto.

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