¿En que se parecen el Concorde con el Hylerloop? En que son un fracaso!
Un cruce entre un Concorde, un cañón y una mesa de hockey de aire. Así definió Elon Musk al hyperloop , el medio de transporte que promete viajes en una cápsula a través de un tubo mediante un sistema de vacío a velocidades cercanas a los 1.000 kilómetros por hora.
Musk, promotor del concepto, aseguró en 2013 que sería “fantástico” tener una alternativa a volar o conducir, siempre que fuera mejor que volar o conducir.
Siete años después, sin embargo, el, a priori, revolucionario sistema de transporte parece más cerca del fracaso que de convertirse en una realidad después de que una de las compañías más importantes que había implicadas en su desarrollo, Hyperloop One, está a punto del cierre.
Según ha informado la agencia Bloomberg, la empresa, respaldada casi desde su origen por el multimillonario Richard Branson, mandamás de Virgin Atlantic, ha despedido a sus empleados, cerrado sus oficinas y comenzado a vender sus activos.
Virgin Hyperlloop fue fundada en 2014 y renombrada como Virgin Hyperloop One después de su adquisición por Richard Branson en 2017. La compañía irrumpió con fuerza, con decenas de millones en los bolsillos y una visión global del sistema para todo el mundo. Sin embargo, pronto se convirtió en una máquina de quemar dinero en busca casi perpetua de financiación.
Hyperloop One logró levantar una ronda de inversión de más de 450 millones de dólares desde su fundación, y a pesar de crear una pequeña pista de pruebas cerca de Las Vegas, nunca logró pasar de esa fase. La empresa jamás logró que ningún organismo o gobierno contratara sus servicios para construir un hyperloop real y funcional.
Aunque fue Elon Musk quien planteó la idea, la tecnología de Hyperloop ha intentado convertirse en una realidad práctica a través de varias iniciativas. Casi todas ellas han acabado en debacle o siguen estando muy lejos de las promesas de la tecnología: en China, por ejemplo, el prototipo inicial no pasaba de 50 km/h.
Aunque logró algunos avances tecnológicos relevantes, como la construcción de una pista de pruebas en Nevada (Estados Unidos) o realizar un viaje de prueba con humanos con una de sus cápsulas -aunque apenas alcanzó los 160 kilómetros por hora, muy lejos de los más de 1.000 prometidos-, durante la pandemia perdió a casi todo su equipo directivo, fundadores incluidos.
En 2022, decidió imprimir un giro a su estrategia y centrarse en el transporte de mercancías después de que la compañía dubaití DP Port se hiciera con el control de sus operaciones y recortase su plantilla a la mitad, despidos que se amplificaron en los meses posteriores.
Antes, se enfrentó también a un severo contratiempo en sus planes cuando Arabia Saudí canceló una inversión de 900 millones de euros que tenía previsto realizar en el proyecto a través de su fondo soberano, PIF, el mismo que controla STC Group, la «teleco» que aspira a hacerse con el 9,9% de Telefónica. PIF canceló su inversión después de que Branson criticase a Arabia Saudí por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
Los promotores de los diferentes hyperloops que hay en todo el mundo siempre se han mostrado seguros de que, pese a su complejidad, el hyperloop es técnicamente viable. Una de ellas, Hyperloop Transportation Technologies (HTT), publicó a finales de 2019 un estudio que, según la compañía, confirmaba que su sistema de hyperloop es “más rápido, menos costoso y más sostenible que otras alternativas”.
Aunque Musk aseguró cuando lanzó la idea que costaría una décima parte que un tren de alta velocidad, algunos cálculos realizados un par de años atrás ya habían emparejado los costes de ambos. Un estudio de la British Tunnelling Society (BTS), por ejemplo, advertía de que, con la tecnología actual, es imposible lograr los ahorros que serían necesarios para hacer económicamente viable el hyperloop.