“El camión traía llamas del infierno”. Así fue el peor accidente terrestre de la historia
Dos jóvenes salen de una casa de campaña con el objetivo de meterse al agua resplandeciente que cubre la playa de Los Alfaques en la provincia de Tarragona, en España. Son las 14:33 de la tarde del 11 de julio de 1978.
Junto con cerca de 800 personas más, ambos adolescentes disfrutan del maravilloso sol en el campamento vacacional (camping) de Los Alfaques.
Todos disfrutan de la vista sin percatarse que un camión cisterna cargado con 25 toneladas de propileno (un hidrocarburo que se obtiene durante el craqueo térmico de diferentes combustibles como la nafta y el gas licuado del petróleo), se acerca peligrosamente.
La unidad pesada había salido desde la refinería Enpetrol ubicada en Tarragona y se dirigía hacia el sur por la vieja carretera N-340.
Tras recorrer poco más de 100 kilómetros, justo a las 14:35 el camión cisterna explota enfrente del campamento. Al igual que un cohete de reacción, el tanque de acero reventó por una aparente rotura de una de las soldaduras que unían dos secciones cilíndricas de la cisterna, desdoblándola en dos piezas.
El gas licuado se liberó y encontró numerosos puntos productores de chispas por los rozamientos, se incendió generando una explosión cuyo empuje dividió en dos al camión, proyectando sus mitades en direcciones opuestas durante cientos de metros.
En solo un instante, una bola de fuego cubrió la mayor parte del campamento, afectando la plaza situada al sur de la calle y a muchos de los vacacionistas que estaban allí.
Una de las sobrevivientes recordó en una entrevista de televisión local haber volteado hacia el cielo y ver volar un objeto con forma de “bote al revés”, el cual propició una fuerte explosión seguida de muchas más. Eran “como las llamas del infierno”.
La mayoría de los vacacionistas trató de salvar su vida lanzándose al mar, pero la altísima temperatura de la explosión hizo que el agua estuviera hirviendo en ese momento (unos 2.000 grados centígrados).
En total 243 personas fallecieron, entre ellos el conductor de la pipa. La mayoría eran turistas alemanes, franceses y belgas. Además, más de 300 personas sufrieron graves quemaduras con secuelas permanentes.
Al llegar al lugar del accidente, el periodista de ABC, Alfredo Semprún dijo: “Todo a nuestro alrededor es desolación y tragedia”. En total, dos terceras partes del campamento fueron destruidas, convirtiéndolo en el percance automotor más devastador del que se tenga memoria.
De acuerdo con investigaciones posteriores, el camión estaba sobrecargado, ya que llevaba 25 toneladas en vez de las 19 permitidas. Además, la cisterna (fabricada en acero al carbono) no disponía de ningún sistema de alivio de presión.
Tampoco se descartó que el camión haya sufrido un percance de tráfico que propició la fuga del propileno.
A raíz de este accidente se promulgaron regulaciones más severas en relación con el transporte de materias peligrosas. Se prohibió el paso de camiones cisterna con productos peligrosos por las travesías urbanas y se les obligó a circular por las autopistas.
¿Cuál ha sido el peor accidente en México?
En el caso de nuestro país, los accidentes en carreteras son sumamente comunes. El más grave en los últimos 30 años sucedió el 7 de abril de 2006, cuando un viejo autobús Dina 1984 con placas ONC-70 de la línea Omnibus de Occidente, cayó a un barranco provocando la muerte de 65 personas.
El camión viajaba con sobrecupo cuando inició el descenso en la sinuosa carretera de Cumbres de Maltrata alrededor de las 10 de la mañana. Entre los fallecidos había varios niños.
La unidad se quedó sin frenos y cuando el operador quiso tomar la rampa de emergencia equivocó la vía.
De acuerdo con la agencia EFE, el camión superó un retén y cayó a un barranco de 200 metros de profundidad: en su descontrolada ruta fue regando o aplastando los cuerpos de sus ocupantes.
Las primeras investigaciones apuntaron que la causa del percance fue una falla mecánica del camión, que al quedarse sin frenos intentó tomar la rampa de emergencia, pero se fue al vacío.
