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El avión explotó como bomba atómica”. Así fue el peor accidente aéreo de la historia

¿Te imaginas que una simple ‘palabra’ propicie el deceso de 583 personas? La diferencia entre la vida y la muerte pende de un delgado hilo.

Tan sólo unos segundos antes del choque de los dos aviones, uno de los pilotos grita aterrado: “¡Mírenlo, maldita sea, ese hijo de pu…viene para acá!”.Lo que sigue son gritos ahogados en un mar de destrucción.

Una de las pasajeras Joani Feathers, revela a medios estadounidenses cómo observó a un miembro de la tripulación ser decapitado por la explosión mientras intentaba escapar. El olor a muerte es permanente.

Este día, 27 de marzo de 1977, dos Boeing 747 chocaron en la pista del aeropuerto español de Tenerife, convirtiéndolo en el día más negro en la historia de la transportación aérea.

Encuentro mortal, las horas previas a la tragedia

Un hombre se dispone a abrir un libro a la espera de tomar su vuelo en la terminal de pasajeros de Gran Canaria cuando una fuerte explosión (una bomba), lo sorprende a él y a todos a su alrededor.

El saldo es una persona herida y el cierre inmediato del aeropuerto ante la amenaza de una segunda bomba. Todos los vuelos entrantes a Gran Canaria son desviados al aeropuerto de Los Rodeos en Tenerife, entre ellos un Boeing 747 de la aerolínea KLM con 248 personas y el cual provenía de Ámsterdam.

Del mismo modo, un Boeing 747 de la compañía PanAm con 396 pasajeros y proveniente de EU es desviado al aeropuerto de Tenerife, cuya limitada capacidad (tan sólo tenía una pista) no era apta para albergar aviones de esta magnitud.

Ambas aeronaves aterrizaron en Tenerife a la espera de recibir indicaciones. Los controladores del pequeño aeropuerto no se dan abasto con la llegada de tantos aviones. 

Los pasajeros del KLM descienden para esperar en la terminal; entonces el experimentado capitán del avión, Jacob Van Zanten, decide cargar combustible por completo. Los pasajeros del PanAm permanecen a bordo.

A las 2 horas se anuncia que el aeropuerto de Gran Canaria ha sido reabierto al mismo tiempo que comienza a llover en Tenerife. Los pasajeros del KLM regresan y ambos aviones se preparan para salir rumbo a Gran Canaria.

Ante la llegada de varias aeronaves, la pista principal estaba bloqueada por lo que ambos aviones debían rodar en la propia pista, antes de dar un giro de 180 grados para despegar.

El primero en girar fue el KLM. La neblina provocada por la lluvia no permitía que los dos aviones se vieran claramente a la distancia, por lo que las indicaciones recaían al 100% en el inexperto control del tráfico aéreo del aeropuerto de Tenerife.

Sin aparentemente tener la autorización de la torre de control, el piloto del KLM Jacob Van Zanten comenzó su despegue, ignorando las indicaciones de su copiloto a bordo, quien le hizo saber que no tenían autorización para realizarlo.

El error se detectó demasiado tarde, ya cuando el KLM estaba a sólo 600 metros de distancia del PAnAm, el cual intentó esquivarlo girando bruscamente sobre el césped. Se estima que el primero ya iba a unos 240 km/h.

El KLM intentó pasar por encima del PanAm pero no lo logró (el avión estaba muy pesado por haber cargado combustible), por lo que el tren de aterrizaje y los motores golpearon la parte superior de la otra aeronave lo que suscitó el catastrófico choque.

“Cuando nos golpeó, fue un ’pum’ muy suave. Luego busqué la palanca de control de incendios y fue cuando noté que la parte superior del avión ya no estaba”, afirmó a la BBC, Robert Bragg, copiloto del PanAm quien milagrosamente sobrevivió junto con otros 60 pasajeros (todos del PanAm).

Bragg (el cual murió en 2017), logró salvarse tras saltar casi 12 metros desde la cabina hasta el pasto. Los pasajeros Warren Hopkins y su esposa Caroline, quienes también estaban en el avión de PanAm, contaron su historia de sobrevivencia en el libro ‘Colisión en Tenerife’ de Jon Ziomek.

“A pesar de sangrar por la cabeza, Warren saltó del avión y se cortó dos tendones del pie, mientras que Caroline también saltó y se rompió los huesos del hombro”.

Cinco minutos después, el tanque de combustible explotó. El avión de KLM se siguió por la pista y luego estalló en llamas sin dejar ningún sobreviviente.

Un simple ‘ok’ pudo haber originado el accidente

El informe final del accidente advirtió sobre la confusión que provocaron algunas frases o palabras en inglés entre los pilotos y la torre de control, específicamente en ‘Ok’ (está bien) y ‘Take-Off’ (despegue).

El controlador dijo: “Está bien (pausa)… prepárense para el despegue, los llamaré”. En la caja negra se percibe que después de decir “Está bien” (ok) y hacer una pausa, sólo se oye una interferencia.

El informe presentado ese mismo año concluyó que el piloto pudo haber creído que el “Está bien” (ok), era una aprobación para poder despegar, y con la interferencia posterior, sólo escuchó “despegue” (Take-off).

A partir de este accidente, se endureció el lenguaje de radiotelefonía aeronáutica, el cual abarca más de 250 palabras que los pilotos deben saber cómo y cuándo usarlas.

A la par, el papel de los copilotos de vuelo tomó más relevancia y peso a partir de lo sucedido en Tenerife. En aquellos años, su poca autoridad no les permitía tomar decisiones más trascendentes sin ser tachados de irrespetuosos, por lo que, en la actualidad, se ha optado por generar más decisiones en conjunto.

Si quizás el piloto del KLM hubiera atendido las instrucciones de su joven copiloto la tragedia se hubiera evitado. Por desgracia, eso nunca lo sabremos.

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