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Corralones: el viacrucis de los transportistas para recuperar su camión robado

Edgardo tuvo que ir a un corralón en el centro del país para tratar de recuperar el camión que le fue robado. Jamás se imaginó que impacto de haber sido despojado de su unidad sería solo el principio de su calvario.

“Es más barato comprar otro que pagar el arrastre de la grúa y el tiempo en el corralón, además hay que sumarle todas las ‘cuotas’ con los ministeriales, los estatales, en el MP, bueno, hasta al de la entrada hay que pagarle”, refiere el transportista visiblemente molesto.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Seguridad Pública, en enero se reportaron 701 robos a transportistas, de los cuales 599 se llevaron a cabo con violencia. La entidad con más robos en este periodo fue el Estado de México, con 415, le siguieron Michoacán con 86 y Puebla con 44.

El robo a transporte de carga en México se concentra en estados del centro, de acuerdo con un reporte de la aseguradora Quálitas presentado en junio de 2020.

Muchas de estas unidades son recuperadas por las autoridades, sin embargo, una gran mayoría de ellas NO son devueltas a sus propietarios, principalmente aquellas que fueron robadas en carreteras federales.

Según el reporte de vehículos de carga puestos a disposición en materia de delitos carreteros, la Fiscalía General de la República, FGR, registró 148 carpetas de investigación relacionadas a unidades recuperadas durante febrero de este año.

No obstante, 67 de ellas (es decir el 45%), no se han regresado a sus propietarios. Entre las principales razones están que el dueño de la unidad no ha sido localizado o no se ha presentado a reclamarla.

En otros casos, no se ha podido acreditar la propiedad del vehículo o no se ha mostrado el dictamen de identificación vehicular.

La realidad es que un gran porcentaje de los transportistas prefieren no acudir a reclamar la unidad ante los altos costos que deben pagar, a la par de las irregularidades que se presentan en los distintos corralones del país.

De acuerdo con testimonios recabados, algunos transportistas han tenido que pagar hasta 35,000 pesos por 4 días de encierro y arrastre de la unidad.

“Los vehículos puestos a disposición y que se devuelven son únicamente el 50%. El resto se quedan en los corralones eternamente”, asegura María de los Ángeles Fromow Rangel, experta en estrategias integrales de temas jurídicos, y asesora en asociaciones como ANTP y Coparmex.

Corralones, un dolor de cabeza

Cifras de la Asociación Nacional de Empresas de Rastreo y Protección Vehicular, ANERPV, advierten sobre el incremento de casos donde los arrastres de vehículos pesados son inferiores a los 20 kilómetros, pero con cargos de hasta 50 mil pesos por el servicio de grúa.

La estancia en el corralón suele ser de 30 a 90 días desde el momento en que los dueños o responsables presentan su denuncia.

Esta es la razón por la cual aquellos transportistas que recuperan su unidad con algún sistema de rastreo, evitan abrir una carpeta de investigación para ahorrarse este viacrucis.

Al respecto, Víctor Manuel Presichi Amador, presidente de la ANERPV, advirtió que en muchas ocasiones los transportistas prefieren liberar las unidades en sitio “negociando” directamente con los elementos de seguridad que apoyaron en la recuperación de las mismas, con tal de evitar la denuncia.

Todo esto genera una dinámica de corrupción que impacta a los transportistas, además de las afectaciones operativas por tener la o las unidades detenidas en diferentes corralones del país.

El pasado 25 de septiembre, el Sr. Isaías Vargas Vargas, vicepresidente de la Zona I de la Confederación Nacional de Transportistas Mexicanos, A.C, Conatram, explicó que muy pocos corralones en el Estado de México cuentan con las instalaciones adecuadas para el servicio al transporte pesado.

Acorde con el integrante de Conatram, la mayoría de estos lugares no tienen seguridad, iluminación o espacio.

Asimismo, comentó que al interior de los depósitos se siguen robando partes, piezas y el combustible de las unidades aseguradas, por lo que propuso poner sellos o etiquetas de resguardo que aseguren puertas, cofre, cajuela y el tanque de gasolina.

Esta actividad ilícita se ha incrementado por la proliferación de corralones “piratas” en el centro del país, donde se desmantelan unidades para alimentar el mercado negro de autopartes y lo cual fue denunciado por el diputado federal Emilio Manzanilla Téllez del Partido del Trabajo, en días pasados.

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