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Pemex apretará a gasolineras para combatir contrabando

Para combatir el robo y venta de combustible, habrá un control más estricto sobre las poco más de 12,000 estaciones de servicio que existen en el país, anticipa Francisco Fernández Lagos, subdirector de distribución de Pemex Refinación.

Los cambios en la forma de distribución de gasolina y diesel son parte de un programa amplio, donde también se desplegará una revisión constante de los puntos de venta. “La vigilancia que haremos no tiene precedente”, advierte.

Para reforzar el control, en los centros de almacenamiento se les pondrá un aditivo y, además, se les pondrá un color diferente a la gasolina y el diesel, de tal manera que al revisar el producto que se está vendiendo en las gasolineras, se podrá detectar fácilmente si el combustible tiene procedencia ilícita.

Fernández Lagos es uno de los máximos responsables en Pemex del programa de reducción de robo de combustible. Su diagnóstico da cuenta de una realidad muy compleja. No hay un solo modus operandi en el robo. Hay zonas del país donde se utilizan técnicas muy poco sofisticadas.

Durante la entrevista con El Economista muestra un video tomado en Tabasco donde se ven mujeres y personas mayores usando cubetas para tomar gasolina. En otros lugares, son grupos armados que utilizan además alta tecnología para perforar y ordeñar los ductos.

Las nuevas medidas empezaron en Villahermosa y siguieron en Jalisco. Estarán implementadas en todo el país en un plazo máximo de dos meses. “Esperamos ver resultados a más tardar en cuatro meses (…) veremos bajar las cifras de robos y tomas clandestinas”, dice Fernández Lagos, ingeniero con 33 años de experiencia en la industria petrolera. Es el mayor experto en ductos en México, dicen de él en Pemex.

En el éxito de la estrategia será fundamental una campaña de información donde se le dirá a la población que el uso de combustible inadecuado podrá dañar su motor. Se pedirá a los consumidores que conserven las facturas de donde compraron su combustible. Esto será muy importante, en caso de haya algún daño al motor, por haber utilizado combustible sin el aditivo que se le pondrá en las terminales de almacenamiento.

Lo que ocurre en México, sólo podría ser comparado a lo que ocurre con otros dos países productores: Nigeria y Colombia, reconoce el funcionario. El problema ha escalado dramáticamente. En el 2007 eran 100 tomas clandestinas. Ahora estamos hablando de cifras quince o veinte veces mayores.

“La solución debe incluir varias acciones”, dice Fernández Lagos . “El cambio en la forma de distribuir y el mayor control de las estaciones debe ser complementado con esquemas de coordinación con otras instancias del gobierno federal y también con los gobiernos estatales y municipales”. En este contexto es imprescindible un cambio en el marco legal para sancionar con más rigor a quienes cometen robo de combustible. Una nueva ley está en el Senado y espera ser aprobada.

SCADA, sensor de los ductos

La entrevista se lleva a cabo en el piso cinco de la torre Pemex. Ahí está ubicada la central de SCADA, el sistema de control de los 35,000 kilómetros de ductos de la petrolera mexicana. Son cuatro pantallas por cada región que contienen información detallada sobre el tipo de combustible que hay en ellos, la presión. Ese sistema sirve para detectar una toma clandestina en tiempo real. Tiene un sistema de alerta que les permite detectar cualquier incidente. El teléfono de Fernández Lagos recibe los mensajes. Hay un incidente cada 20 minutos en promedio.

El robo de combustible es el equivalente a 60% del consumo de una ciudad como Puebla. “Para hacerse una idea de lo que eso implica en términos de logística piensen que atender a Puebla se requieren más de 100 pipas trabajando 24 horas. Hay una logística del robo que tenemos que atacar. Su capacidad de operación se ha ido fortaleciendo con los recursos que obtiene de este ilícito, el año pasado fueron 17,000 millones de pesos”, explica Fernández Lagos.

Fuente el eleconomista

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