Los accidentes carreteros y la SCT
Morir en un accidente carretero en México debe ser una de las experiencias más adversas para cualquier persona. Prácticamente todos los días ocurre algún accidente dantesco: el fuego se apodera de los tractocamiones; cientos de vehículos quedan atrapados en un tráfico infernal; gente que no la debía ni la temía muere aplastada; y otras escenas de horror.
Por alguna razón y por nuestra insensibilidad nos hemos acostumbrado a este panorama. De hecho, la autoridad no lleva una estadística clara sobre la magnitud del problema. Pero es cotidiano: ayer mismo el accidente de una pipa con combustible en la autopista México-Cuernavaca reprodujo la escena, cerrando por completo esa importante vialidad durante horas. El lunes seis personas murieron en la México-Querétaro, y la semana pasada tres camiones protagonizaron ahí también una escena pavorosa, llena de fuego, cual si fuera Faluya.
¿Hasta cuándo permitiremos esto? En el Cuarto Informe de Gobierno de la actual administración hay muy breves —acaso nulas— menciones al respecto. En el apartado denominado “Garantizar una mayor seguridad en las vías de comunicación, a través de mejores condiciones físicas de la red y sistemas inteligentes de transporte”, el gobierno da a conocer la reconstrucción de 139.2 kms. de carreteras y la conservación en 172 mil kms., así como la agilización del transporte con la utilización de los sistemas de telepeaje ‘TAG’.
En una encuesta que puse en Twitter estos días inquiriendo a quién responsabiliza la gente sobre estos accidentes, 46 por ciento dijo que a los conductores, y 32 por ciento a las empresas de transporte. Sólo 21 por ciento responsabiliza al gobierno. Esto es una buena noticia, porque la Secretaría de Comunicaciones y Transportes podría emprender una cruzada por la seguridad carretera arropándose con la legitimidad que le da el hecho de que la gente piensa que el problema preponderante está en los transportistas (mi encuesta es por supuesto limitada).
En el mundo desarrollado las estadísticas sobre los accidentes viales son vitales para instrumentar políticas públicas que permitan la disminución de muertes. En España por ejemplo, existe incluso la Unidad de Víctimas de Accidentes de Tráfico. Es tan notorio el avance en la materia en ese país, que este año el Ministerio del Interior celebró un “nuevo mínimo histórico en el número de víctimas mortales por accidente desde 1960”. Únicamente hubo mil 126 fallecidos en las vías interurbanas españolas en 2015.
Ojalá no tengamos que esperar a que llegue un nuevo gobierno para que este tema se tome realmente en serio. Sería grave y aterrador seguir coleccionando noticias cotidianas con estos accidentes durante los siguientes dos años.
Fuente Columna de Carlos Mota en El Financiero