General Motors, United Airlines y Pirelli dejarán Venezuela.
Ha sido una fatal coincidencia para la economía venezolana. Entre viernes y sábado General Motors y United Airlines han dicho no más a la Venezuela de Nicolás Maduro. Cada una de esas compañías dejará de trabajar por distintos motivos, que no se pueden desvincular, sin embargo, del desplome generalizado del país sudamericano y de unas reglas que pretender reinventar la manera de hacer negocios en las economías modernas.
General Motors anunció el viernes que “cesaba definitivamente” sus operaciones luego de que en abril el Tribunal Supremo de Justicia anunciara el embargo de sus bienes, como respuesta a una demanda que introdujo hace 17 años un franquiciado del estado de Zulia (noroccidente del país), cesado, según el fabricante estadounidense, por mal desempeño. Tenía 69 años en el país.
La empresa ha tomado esta drástica medida, que implica el despido de 2.678 trabajadores, y afecta a 79 sucursales en todo el país y a sus proveedores, que representan más de 55% de la industria nacional de autopartes, porque la Sala Constitucional le ha negado un recurso de avocamiento, es decir, cuando se solicita que el juicio sea sustraído de su tribunal competente. “A pesar de las numerosas peticiones de General Motors para reunirse con las autoridades venezolanas, discutir la situación y encontrar una solución, la empresa no recibió ninguna respuesta afirmativa”, afirmaron en un comunicado. “La compañía ratifica que ejercerá vigorosamente todas las acciones legales a su alcance dentro y fuera de Venezuela, en busca del resarcimiento de todos los daños injustamente originados en su contra”, finalizaron.
El gobierno ha dicho que no tiene intenciones de ocupar General Motors en reiteradas ocasiones y ha rechazado que lo vinculen con una disputa legal entre dos particulares, como señaló el ministro del Trabajo Francisco Torrealba.
Las cifras de la Cámara Automotriz de Venezuela revelan la drástica caída de la producción de la compañía en la última década. En 2006, cuando el fallecido presidente Hugo Chávez anunció el viraje al socialismo del proceso bolivariano, General Motors fabricaba 68.147 coches y era la líder de todas las marcas que ensamblaban en el país.
En diciembre de 2016, en cambio, no produjo un solo vehículo. La debacle de General Motors es la prueba de un sector que apenas trabaja. Hace diez años Venezuela armaba 171.715 automóviles. En 2016 todas las automotrices entregaron a los concesionarios 2.849 coches para la venta.
Naufragio de los controles
Tan precaria producción se explica en parte por el naufragio de control cambiario vigente en Venezuela desde febrero de 2003. Las compañías automotrices solicitaban al gobierno las divisas para importar las partes que necesitaban para armar los vehículos. Con la caída de los precios del petróleo y la urgencia de cumplir con sus acreedores el gobierno de Maduro decidió no entregar más divisas para la empresa privada y diferir el pago de la deuda que mantenía con las compañías transnacionales, que aspiraban a convertir en dólares sus ingresos en la moneda local, el bolívar.
Para evitar acumular más pérdidas General Motors decidió cerrar su planta principal de Valencia, en el centro industrial del país, pero United Airlines, y casi todas las compañías aéreas extranjeras, dejaron de vender asientos en bolívares. Este sábado la aerolínea estadounidense anunció que a partir del 1 de julio volaría por última vez entre Houston y Caracas.
Del país ya se marcharon Alitalia, Lufthansa, Latam, Aeroméxico, Air Canadá y Gol. Iberia, Air Europa, American Airlines y Aerolíneas Argentinas han reducido sus frecuencias y el tamaño de los aviones que llegan a Maiquetía, la terminal más importante.
En la declaración ofrecida a Reuters la compañía aseguró que la decisión no obedece a una disputa sobre pagos. “En todo mercado que servimos, nosotros revisamos continuamente la demanda de servicio. Debido a que el servicio Houston-Caracas no está cubriendo nuestras expectativas financieras, hemos decidido suspenderlo”, respondió el portavoz de la aerolínea, Charles Hobart, en un correo electrónico. Hasta el año pasado la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata, por sus siglas en inglés) aseguraba que el gobierno adeudaba a sus afiliadas unos 3.780 millones de dólares.
El vuelo era utilizado por los ejecutivos de las petroleras con sede en el estado de Texas, pero el turismo ha decaído debido a la pérdida de atractivo de Venezuela como destino, lastrado por toda clase de incomodidades y carente de una estructura adecuada para atender a los visitantes. Ahora tendrán que llegar hasta Miami para poder conectar con alguno de los aeropuertos venezolanos.
Neumáticos y pastas de diente
La planta de la italiana Pirelli también anunció el sábado que cesaba temporalmente sus operaciones por falta de materia prima. El comunicado que entregaron a la prensa, sin embargo, pronosticaba que la contingencia “tendrá un desenlace positivo para satisfacción de trabajadores y consumidores Nuestro objetivo es seguir apostando al desarrollo de Venezuela”.
La falta de neumáticos es especialmente relevante en Venezuela -cuyo parque automotor es, después de Cuba, el más viejo del continente- porque hay muchos coches con llantas lisas y jirones a la vera de las vías. El 26 de enero Pirelli ya alertaba sobre los problemas que tenían para producir porque no recibían toda la materia prima que necesitaban. Seis meses después, como tantas otras empresas, esperan por la llegada de los buenos tiempos.