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Ford ‘Big Red’, el camión más trascendente de la historia que ‘fracasó’ en los 60s

Hoy la electrificación es una realidad en la búsqueda de desarrollar motores más eficientes, pero hace 60 años existió un camión adelantado a su época que fue un total incomprendido.

Viajemos a la década de los 50s, es una época de magnificencia para Estados Unidos. La era post Segunda Guerra Mundial significaba una etapa de gran expansión en materia automotriz, la mayoría de las marcas deseaban desarrollar grandes alternativas para mejorar la eficiencia de las unidades.

Fue en esa misma época donde los motores a turbina se erigen como la mejor solución (al menos aparente) para ser amigable con el medio ambiente, y en detrimento de los camiones a diésel.

Fabricantes como Ford y Chrysler realizaron diversas pruebas para comprobarlo.

Big Red: Un adelantado a su época

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Si bien los motores de turbina son comunes en tanques militares, helicópteros y aviones a reacción, su uso en la producción de automóviles ha sido bastante limitado.

Sin embargo, Ford dedicó aproximadamente dos décadas de investigación a partir de la década de 1950 para hacer de eso una posibilidad.

El que posiblemente fue el ejemplo más grande de los esfuerzos de la compañía fue ‘Big Red’, un prototipo de supertransporte de 600 caballos de fuerza construido en 1964 que fue localizado recientemente después de más de 30 años después de su último avistamiento.

El camión experimental realizó varios viajes a través del país para demostrar el costo de operación comparable al de un motor diésel tradicional. El camión de cuatro metros de altura fue construido como resultado de un pacto con el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

En 1966 se creó una versión posterior destinada específicamente para aplicaciones comerciales. Se probaron otros motores de turbina fabricados por Ford en un autobús utilizado para rutas a campo traviesa, así como en una flota utilizada para mover piezas de Ford entre Michigan y Ohio.

Los motores de turbina y los vehículos fabricados por Ford ofrecían las ventajas de hacer menos ruido (Big Red se describió como “apenas audible para el automovilista” en un folleto promocional) y menos vibración, producía menos emisiones, usaba menos aceite y producía un par alto y menor.

Los investigadores de la empresa habían reducido su enfoque al uso de turbinas en camiones grandes.

¿Por qué el ‘Big Red’ no triunfó?

La alta velocidad y temperatura de funcionamiento de las turbinas haría que los motores fueran inviables para el uso automotriz.

Entonces, después de casi 20 años de investigación, Ford comenzó a producir motores impulsados ​​por turbinas para camiones pesados, autobuses, uso industrial y marítimo en 1970.

Sin embargo, los problemas técnicos y de proveedores finalmente acabaron con las esperanzas de Ford de una empresa de producción de turbinas en 1973.

A pesar de que el ‘Big Red’ no se hizo realidad, la investigación de la compañía derivada de ella con materiales como la cerámica y los revestimientos de alta temperatura resultaron útiles para controlar las emisiones en las décadas posteriores.

Es decir, su trascendencia fue más allá. Sólo queda decir, gracias ‘Big Red’.

Sabías que…

Hace apenas unos años, la revista The Drive encontró el ‘Big Red’, el cual fue restaurado por su propietario privado, incluyendo las turbinas en funcionamiento.

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