Audi confiesa que manipuló vehículos diésel de tres litros
Las malas noticias no paran de acumularse para el presidente de Volkswagen, Matthias Müller. Audi confesó esta pasada madrugada haber manipulado los vehículos con motores diésel de tres litros comercializados en los Estados Unidos al haberles instalado deliberadamente un software para engañar a los controles de emisiones de gases contaminantes. La admisión golpea directamente a los mismos modelos de Volkswagen y Porsche, ya que la filial de Inglostadt era la responsable de la fabricación de todos los coches de tres litros.
La compañía ha emitido un comunicado muy técnico durante la medianoche del lunes en la que apunta a que Audi intentó ocultar tres de sus programas de manipulación considerados ilegales en Estados Unidos para esquivar abrir un nuevo episodio polémico en el escándalo del ‘Dieselgate’. Uno de estos tres programas es considerado como un “dispositivo manipulador”, por lo que está terminantemente prohibido su uso. Durante las últimas semanas las autoridades del Grupo Volkswagen habían negado reiteradamente su culpabilidad ante las autoridades medioambientales estadounidenses que les investigan.
La revelación afecta a un total de 85.000 vehículos de Audi, Volkswagen y Porsche de los modelos comercializados entre el año 2009 y el 2015. El impacto de este nuevo caso puede ser muy duro para el poderoso grupo automovilístico alemán ya que golpea a modelos tan populares en los Estados Unidos como el Audi Q5, Q7, A6, A7 y A8, el Volkswagen Touareg o el Porsche Cayenne. A pesar de que las ventas del consorcio fueron paralizadas después de que se destapara el escándalo la compañía ha querido calmar a los consumidores asegurando que los modelos “son seguros y fiables para la conducción”.
Hasta ahora Audi no había aceptado su culpabilidad y tan sólo había explicado que sus vehículos estaban equipados con el programa informático AECD (Auxiliary Emission Control Device) que les permitía controlar el sistema de escape y que no había declarado ante la Agencia de Protección del Medio ambiente (EPA). Eso podía entenderse más como un error burocrático que como una manipulación deliberada, algo que ahora a quedado totalmente al descubierto. El fabricante ha asegurado que ahora se centrará en “revisar y enviar documentación a los Estados Unidos para que se apruebe el uso del software”, un esfuerzo que elevará de nuevo los millonarios costes derivados del escándalo.
Fuente El periodico
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