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Manzanillo se recupera tras el caos aduanal, pero nuevos aranceles amenazan su bonanza

El puerto más activo del Pacífico mexicano ha logrado superar los embates del tapón aduanal que lo estranguló en el primer semestre del año. Sin embargo, su recuperación se ve amenazada por una propuesta de la Secretaría de Economía que plantea imponer aranceles de hasta 50 % a más de 1,400 fracciones arancelarias provenientes de Asia, justo los productos que representan buena parte del tráfico importado que sostiene a Manzanillo.


De crisis operativa a recuperación parcial

Durante meses, el puerto vivió un colapso aduanal: recortes en personal, cuellos de botella en inspección de contenedores y una caída en la capacidad operativa. Las citas para revisión descendieron de entre 4,000–4,500 contenedores diarios a apenas 1,000–1,500. Esa restricción, sumada a saturación de patios y retrasos en la descarga, orilló al puerto a acumular rezagos gigantescos.

Hoy la operación ha comenzado a normalizarse. El puerto ha aliviado la presión de la acumulación de contenedores y restaurado parcialmente los flujos. Esto supone un respiro para cadenas logísticas que dependen de su capacidad.

Pero la paz es frágil. La propuesta de aranceles masivos sobre importaciones asiáticas encendió alertas inmediatas entre terminales, importadores y la industria manufacturera. Muchos de los productos que alimentan las operaciones del puerto —autopartes, textiles, electrónicos, calzado— son precisamente los más susceptibles al alza arancelaria.


Los riesgos detrás de los aranceles

Una carga arancelaria de hasta 50 % puede reconfigurar drásticamente los flujos de importación. Para Manzanillo, el efecto podría ser doble:

  1. Reducción del volumen contenerizado. Si las importaciones desde Asia se encarecen, los operadores buscarán rutas alternativas, puertos con menores costos o proveedores más cercanos. Eso golpea la base de carga que alimenta al puerto.
  2. Disminución de la demanda para ciertos sectores clave. Importadores de repuestos automotrices, electrónica, textil o moda podrían reducir sus pedidos o relocalizarlos para evadir el arancel, drenando volumen.

Empresarios consultados señalan que muchas cargas entran a México por Manzanillo justamente por su conexión con Asia. De hecho, uno de los operadores más grandes del puerto comentó que los importadores de autopartes chinas representan miles de millones de dólares al año para la economía nacional, y buena parte de esas cargas pasan por esta terminal.


Manzanillo en el eje del comercio asiático-mexicano

Manzanillo es un punto estratégico: concentra el mayor volumen de contenedores en la costa del Pacífico mexicano. Su operación no solo impacta a Colima, Jalisco o Michoacán, sino a 15 estados del centro-occidente, que aportan más del 60 % del PIB nacional.

Su recuperación fue esperada: tras meses de disrupciones, el puerto estaba dando señales de volver a los ritmos habituales. Ahora, enfrenta una amenaza externa que podría revertir lo ganado. Si los aranceles prosperan, podría convertirse en efecto dominó: menos carga, menor generación de ingresos, menos empleos portuarios y menos demanda logística local.


Perspectivas y escenarios

  • Si la propuesta de aranceles se aprueba, algunos importadores podrían trasladar sus rutas hacia puertos del Atlántico o Centroamérica para evitar el gravamen.
  • Puede nacer una presión política para que las autoridades inducen exenciones para ciertos sectores estratégicos.
  • El puerto deberá reforzar su eficiencia operativa: acelerar trámites, digitalización, agilizar cruces aduanales para resistir la competencia.
  • También deberá trabajar en diversificación de carga: no depender tanto de rutas Asia–Pacífico, impulsar comercio con América Latina, aumentar exportaciones regionales.


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