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El drama del autotransporte por carreteras nevadas

Centenares de vehículos atrapados en los cierres carreteros, cientos de obreros que no pudieron regresar a sus hogares y tuvieron que permanecer en sus plantas de trabajo, así como comunidades rurales aisladas, fue el saldo inicial de la nevada producida por el frente frío número 14 que aunado a la primera tormenta invernal, prolongará las temperaturas bajo cero durante este fin de semana.

Y mientras los conductores y familias completas suman más de 24 horas confinadas en sus autos y se les termina el combustible en las carreteras congeladas, en contraste, cientos de saltillenses en la zona urbana disfrutaron del inusual espectáculo aprovechando la clausura del puente vehicular El Sarape.

El secretario del Ayuntamiento de Arteaga, Gabriel Orsúa, hizo un llamado a las autoridades federales y a Caminos y Puentes federales (Capufe), para agilizar la reapertura de las carreteras y atender a las personas atrapadas en ellas, ya que según documentó hay familias con mujeres y niños que ya llevaban un día completo en el auto, sin comida ni alimentos.

A grado tal que una tienda de conveniencia ubicada en la zona fue tomada por asalto por los viajeros, que ante la negativa de los empleados de la tienda de darles servicio, irrumpieron en el lugar y se organizaron para ser atendidos y poder adquirir agua y alimentos.

Con el cierre carretero generalizado desde las 9 de la noche del jueves, cientos de trabajadores de las plantas ubicadas en Derramadero debieron permanecer en sus centros de trabajo sin posibilidad de trasladarse; en tanto hubo quienes se quedaron en sus casas tras el aviso de que con la contingencia el transporte de personal no podría llevarlos a las empresas.

La mañana de ayer, en medio de la nevada, grupos de trabajadores fueron detectados caminando hacia Saltillo por la carretera, en un recorrido de 20 kilómetros a temperaturas congelantes para tratar de llegar a sus hogares.

Ni las empresas, ni las autoridades, dispusieron de operativos para su protección o rescate.

En la zona urbana de Saltillo desde las 9 de la noche del jueves se cerró la circulación en la totalidad de puentes y pasos superiores restringiendo la circulación en las laterales; las previsiones de Protección Civil que recomiendan la aplicación de sal en la carpeta asfáltica para evitar el congelamiento no fueron aplicadas por las autoridades ni se realizó maniobra mecánica alguna para el retiro de hielo durante el día de ayer, por lo que las vialidades permanecieron cerradas a la circulación.

El transporte urbano funcionó al 25% de su capacidad, dejando sin ser servicio de combis y taxis a la mayoría de los ciudadanos, en tanto el servicio de Uber subió exponencialmente sus tarifas ante la alta demanda.

Aunque el sistema de salud no reportó afectaciones en traslados u operación habitual, al menos una ambulancia particular con dirección a Saltillo fue captada por usuarios de las redes sociales, justo en el momento en que el paciente tuvo que ser cambiado a una unidad de Protección Civil de Arteaga, debido al embotellamiento en la carretera 57.

Los albergues habilitados en la Región Sureste registraron 125 ingresos durante la contingencia.

Tragedia en potencia

Además de los cientos de conductores atrapados en la carretera Los Chorros, ciudadanos coahuilenses reportaron la misma situación en la carretera San Rafael donde por encontrarse fuera de la jurisdicción del estado las autoridades de Protección Civil no han intervenido en su auxilio.

Francisco Martínez Ávalos, titular de Protección Civil en Saltillo, aseguró que de esta zona se han trasladado 24 personas al albergue habilitado en Arteaga, pero que la mayoría se resiste a abandonar los vehículos.

Aunque dijo desconocer la cantidad de vehículos detenidos en la zona bajo estas condiciones, el titular de la dependencia asegura que se está trabajando en coordinación con elementos de Protección Civil que se encargan de la entrega de cobertores, el DIF de alimentos y Fuerza Coahuila del traslado de personas hacia los albergues.

Respecto a las afectaciones en el tramo de San Rafael, de donde se han recibido reportes de familias que permanecen en sus autos sin agua ni comida, y a las que se les está terminando el combustible, dijo desconocer la situación y recomendó a las personas atrapadas en esa carretera comunicarse al 911 para que con su ubicación les pueda brindar auxilio la autoridad correspondiente.

‘Tenemos hambre y frío’

Un viaje a la Ciudad de México se convirtió en las 24 horas más largas en la vida de Francisco y su yerno, Carlos, ambos encerrados en una camioneta sin agua y sin comida.

Al filo de las 10 de la noche del jueves, salieron de Saltillo para una reunión familiar en la capital del país; todo iba tranquilo en la carretera 57 hasta que al acercarse al entronque de la autopista en Arteaga, apareció una fila interminable de tráileres.

Fue a través de redes sociales que se enteraron sobre un accidente que bloqueaba la vía al menos por tres horas antes, pero ningún señalamiento los detuvo ni les advirtió, y así, junto con la acumulación de nieve, justo en el tramo conocido como Los Chorros, quedaron varados junto con cientos de conductores.

La nieve comenzó a caer a montones, todo a su alrededor se pintaba de blanco y al frente sólo podían ver camiones de carga, autobuses turísticos repletos de pasajeros, y sobre todo vehículos particulares: niños, niñas, abuelos, familias completas que viajaban medio abrigados, pues su camino de diario se tornó trágico ante las bajas temperaturas.

“Calculamos que hay al menos 100 coches particulares en esta zona con placas de Coahuila y Nuevo León, no van abrigados y se están quedando sin gasolina por que iban a su casa después de un día normal de trabajo”.

Francisco aseguró que, sin pensarlo, antes de salir de su casa tomó una chamarra, misma que lo protegió por más de un kilómetro que caminó para llegar a la única gasolinera de la zona con tienda de conveniencia.

Pero al llegar cual fue la sorpresa, una fila interminable rodeaba la tienda y decenas de personas intentaban abrir la pequeña puerta que bloquearon por temor a los saqueos.

“La gente no quería robar, buscaban comprar comida, entre todos rompieron una ventana y se metieron, nadie se llevó nada sin pagar, pero teníamos más de 12 horas sin comer”.

La gente se organizó dentro de la tienda, tomaban lo que podían, comían algo mientras esperaban, pero todos pagaron los alimentos que sin saberlo, debían guardar porque cayó la noche y no llegaba la ayuda ni el equipo necesario para poder transitar.

Los minutos parecían horas, las horas eran interminables, hasta que los primeros se quedaron sin gasolina, grupos de traileros se organizaron para hacer una caminata y traer combustible en botes.

Después de 14 horas aparecieron las autoridades de la Policía Federal, Protección Civil y GROM aunque ninguno llevaba cobijas, ni vívires, por lo que su presencia resultó inútil. En tanto la gente, por miedo, no quería abandonar sus vehículos.

“Llegaron estatales solo a la gasolinera, hasta donde estábamos ya no fue nadie, dijeron que los albergues en Arteaga estaban listos pero ¿como nos vamos hasta allá si no tenemos en qué irnos?, ¿cómo se iban a llevar a los niños así? Preferimos esperar y en eso empezaron a llegar máquinas y pensamos que saldríamos pronto”.

Todo quedó en mera esperanza, ya que desde la llegada de aquellas retroescabadoras (pasadas más de 5 horas) según cálculos de Francisco, avanzaban 100 metros en 5 minutos.

Lo que más resalta Carlos, quien buscaba llegar a la Ciudad de México la mañana del jueves, no sólo es el frío que se colaba por la camioneta, sino los rostros de las mujeres y niños que desesperados buscaban no sufrir tanto por el clima gélido pues la sensación térmica marcaba ocho grados bajo cero.

Desesperados y abandonados

Miles de conductores quedaron atrapados en un embotellamiento de grandes proporciones sobre la carretera 57, teniendo que soportar sin comida, agua ni cobijo, congelantes temperaturas por más de 36 horas.

Al paso de las horas, todas las vías a Saltillo, como la carretera a Monterrey, a Zacatecas y a Monclova, también fueron inhabilitadas en sus dos sentidos por las autoridades, debido al riesgo de circular sobre el camino cubierto por nieve.

Sin embargo los primeros tres tramos federales fueron reabiertos antes de que terminara el día, caso contrario el de la 57, que por la alta concentración de hielo en el pavimento permaneció bloqueada mucho más tiempo.

A causa de esta medida preventiva, no pasó demasiado para que la incertidumbre y desesperación se apoderaran de la situación, pues kilométricas filas, sobre todo de tráileres y camiones de carga con hasta doble semirremolque, se formaron desde la entrada al conocido tramo de Los Chorros, hasta la cabecera municipal de Arteaga.

Desde solitarios choferes, hasta familias enteras que tras ver interrumpida su trayectoria permanecieron detenidos en medio del incesante frío que al ponerse el sol se intensificó

“Estoy aquí desde anoche, voy para la Ciudad de México pero ya llevo más de 24 horas parado sin avanzar y aún no puedo llegar. He batallado para conseguir comida y agua porque la tienda más cercana está a dos kilómetros y cuando llegué (caminando) ya no había nada, aunque hubo gente que me apoyó dándome café y galletas”, comentó César Mérida desde la cabina de su tráiler.

Juan Sánchez señaló que fue de manera repentina que el tráfico empezó a detenerse, hasta obligarlo a hacer alto total, sin que en ningún momento alguna autoridad explicara la situación a él y al resto de los afectados que durante la parálisis en la carretera no pudieron comer y algunos hasta tuvieron que compartir una cobija para taparse del frío.

Eterno fue para muchos el pasar de las horas, esperando poder moverse para llegar a sus destinos, tratando de dormir soportando el hambre y el gélido viento pegar en sus rostros, y escuchar el crujir del hielo interminable.

Fuente Zócalo

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