11 empresas españolas luchan por el nuevo Aeropuerto de México
Once constructoras españolas aguardan al resultado de la adjudicación que previsiblemente tendrá lugar mañana de los dos primeros grandes contratos de construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).
ACS, Ferrovial, Acciona, OHL, Sacyr, Isolux, Copasa, Azvi, Construcciones Rubau, Aldesa y Assignia compiten con grupos mexicanos, chinos, brasileños y portugueses para llevarse las obras de las pistas 2 y 3 del nuevo aeropuerto, cuyo presupuesto conjunto se aproximará a los 780 millones de dólares.
Después de retrasar en las últimas semanas en dos ocasiones la adjudicación, Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) escogerá este viernes -si no hay un nuevo aplazamiento- los constructores de ambos contratos. Se enmarcan dentro del macroproyecto del nuevo aeropuerto de la capital mexicana, que tendrá una capacidad para 120 millones de pasajeros. Con una inversión total cercana a los 9.500 millones de dólares, se trata del mayor proyecto de infraestructuras del Gobierno de Enrique Peña Nieto.
Isolux, que acude en solitario, ha presentado las mejores ofertas económicas tanto para la pista 2 como para la 3, con 384 y 364 millones de dólares, respectivamente (ver cuadro). No obstante, el precio pesa la mitad en la licitación, por lo que el resultado final dependerá igualmente de las propuestas técnicas que hayan elaborado los distintos consorcios y de la capacidad para financiar las obras. La unión temporal de empresas (UTE) en que participa la catalana Rubau, la de la gallega Copasa -junto con su filial Caltia Concesiones- y Aldesem, de Aldesa, también colocan algunas de sus ofertas entre las más bajas.
Ahora bien, estas constructoras, de tamaño medio en España, se enfrentan a los grandes grupos españoles (ACS, Ferrovial, OHL, Acciona y Sacyr) y a firmas mexicanas controladas por algunos de los más influyentes empresarios del país. Entre ellas destaca Cicsa, propiedad del multimillonario Carlos Slim, a su vez dueño de la española FCC, que en virtud del pacto que alcanzó con Carso hace más de un año centra sus objetivos fuera de México. Slim ha sumado fuerzas con otros ricos constructores como Carlos Hank (La Peninsular) y Olegario Vázquez (Prodemex).
Acciona, OHL, ACS, Sacyr…
Entre las españolas, Acciona se ha aliado con Pinfra, una de las constructoras más prolíficas con las administraciones mexicanas en los últimos años. El grupo de la familia Entrecanales y la compañía azteca han situado sus ofertas económicas entre las mejores.
Mientras, OHL, la empresa española con más negocio en México, puja en solitario por ambos contratos a través de su filial Constructora de Proyectos Viales de México. El grupo de la familia Villar Mir ya está presente en el negocio aeroportuario en elpaís azteca con la concesión del Aeropuerto de Toluca. ACS, por su parte, se ha unido, a través de Dragados, a las mexicanas Iberoamericana de Hidrocarburos, Avanzia y Garza Ponce.
Ferrovial aspira a engordar su cartera de construcción en aeropuertos en México y, para ello, ha conformado oferta junto con las mexicanas Omega, Calco y Cydssa. En su caso, las opciones se multiplican para la pista 3, para la que ha planteado la quinta mejor propuesta económica. Entretanto, Sacyr lidera un consorcio del que forman parte la andaluza Azvi y su filial Construcciones Urales, así como la mexicana Epccor.
Los contratos consisten en la construcción del sistema de precarga e instrumentación geotécnica, infraestructura, estructura de pavimentos y obra civil de ayudas y visuales y para la navegaciónde las pistas 2 y 3, así como el área de túneles del nuevo aeropuerto.
Fuente economía Hoy
Los contratos deben ser por licitación pública, sin embargo, existe una gran confabulación para que ello no sea así. ¿Por qué el poder legislativo y judicial no intervienen para detener la ola de favoritismo y discrecionalidad que existen en el otorgamiento de contratos por asignación directa y de invitación restringida. Finalmente, el ciudadano de a pie ve como la impunidad sigue ganando terreno al igual que la corrupción. Los hechos son más tercos que el discurso.