
La promesa ya no es propuesta: los aranceles del 25 % sobre camionería pesada importada comenzarán a aplicarse en noviembre. La decisión obliga a fabricantes, transportistas y países exportadores —especialmente México— a prepararse de inmediato para un choque de precios, competencias y cadenas logísticas.
El calendario entra en acción
Según TTNews, la medida se activará en noviembre de 2025. Anteriormente se había indicado el 1 de octubre, pero los plazos se ajustaron para dar margen técnico a las agencias aduaneras y la industria para acomodar reglas. La prórroga aparente busca suavizar el impacto de entrada abrupta.
Esta nueva fecha se suma a la confusa narrativa que el gobierno estadounidense ha mantenido: primero anunció el arancel para octubre, luego señaló demoras operativas y ahora fija noviembre como mes de inicio efectivo. Esa flexibilidad puede interpretarse como ventilación técnica o como maniobra para mitigar el choque.
¿Qué significa para los exportadores mexicanos?
México es el mayor proveedor de camiones pesados a EE. UU. por volumen y proximidad. Con el arancel ya en puerta para noviembre, los fabricantes en suelo mexicano tienen una ventana reducida para reordenar cadena de suministro, ajustar reglas de origen y renegociar contratos de exportación.
Si esos camiones importados desde México no califican como originarios bajo el T-MEC, quedarán gravados con el 25 %. Esto implica que la ventaja competitiva de producción fronteriza o cercana puede evaporarse. Algunos constructores ya analizan el impacto y revisan escenarios: fabricar más componentes localmente, mover etapas críticas de ensamblado hacia EE. UU. o incluso redirigir parte de la producción hacia mercados latinoamericanos.
La presión es enorme: pocas semanas tienen para reacomodar cadenas de compra, despacho y logística para evitar que el arancel absorba todo el margen.
Impacto proyectado en precio final y decisiones de compra
El efecto directo esperado es un alza del 25 % sobre el valor aduanal de los camiones importados. Para unidades con precio entre 180,000 y 220,000 USD, eso implica un sobrecosto de entre 45,000 y 55,000 USD por unidad, si no hay absorciones. Algunos analistas estiman que el aumento real que se trasladará al comprador podría ser de 30,000 a 40,000 USD, en función de la capacidad de manufactura local de algunos componentes.
Las decisiones de compra para el último trimestre se adelantarán: compañías que planeaban renovar unidades el siguiente año podrían adelantar pedidos para evitar el arancel. Esto podría crear una demanda “pico” antes de noviembre. Quienes no lo hagan deberán enfrentar unidades más caras o posponer renovaciones.
Estrategias que ya se están barajando
- Aumentar contenido nacional para cumplir reglas de origen en vehículos vendidos desde México y así eludir el arancel.
- Revisar contratos logística y despacho para nacionalizar antes del corte, aprovechando inventarios en tránsito.
- Negociar absorción parcial con fabricantes: incentivos, programas de mantenimiento gratuito, garantías extendidas.
- Reorientar exportaciones a mercados latinoamericanos que no aplican ese arancel, reduciendo exposición al mercado estadounidense.
- Presionar diplomáticamente y legalmente para que la medida incluya exenciones para México u otros países socios.
Riesgos e incertidumbres
- Si el arancel se “apila” con otros gravámenes a insumos (acero, aluminio) el impacto multiplicado puede hacer algunas unidades invendibles.
- Si las reglas de origen no permiten exenciones claras, los fabricantes mexicanos estarán en desventaja estructural.
- Si la industria queda en limbo regulatorio (cambios de fecha, prórrogas, litigios), las decisiones de compra podrían congelarse, afectando ventas y operaciones.
- Si los compradores no pueden absorber el incremento, podrían cortar renovaciones, retrasar inversiones o prolongar vida útil de flotas viejas.
Lectura final
La confirmación de noviembre como fecha de inicio para los aranceles le quita margen de error a la industria pesada mexicana y estadounidense. Es un ultimátum: ajustar cadenas de valor, renegociar compromisos y decidir si asumir el recargo o evitarlo por contenido nacional. Para México es un momento crítico: si no actúa estratégicamente, perderá terreno como plataforma de exportación de camiones pesados hacia el mercado más grande del mundo.
La última milla del capítulo arancelario ya comenzó.