
El hallazgo de una refinería clandestina en Veracruz ha encendido las alarmas tanto en México como en Estados Unidos. Lejos de tratarse de un caso aislado o de menor escala, este descubrimiento revela la evolución de una de las industrias criminales más lucrativas en el país: el robo y procesamiento ilegal de combustibles, también conocido como huachicol.
Durante una entrevista en MVS Noticias con Manuel López San Martín, Pablo Zárate, analista del sector energético y socio de FTI Consulting, desmenuzó las dimensiones y ramificaciones de este fenómeno que, advierte, ya no puede verse como un problema menor o local, sino como una red de crimen organizado transnacional.
“Conforme vamos aprendiendo más sobre las dimensiones y la extensión del problema del huachicol, hemos ido viendo que es algo que se tiene que reclasificar”, explicó Zárate. “Al principio se entendía como una especie de inside job desde Pemex… pero con el tiempo hemos visto que es un problema mucho más extenso, que tiene que ver con actores propiamente del crimen organizado”.
Del ducto al contrabando internacional: así opera el nuevo huachicol
Según Zárate, el negocio del huachicol se ha transformado y sofisticado. Ya no se trata solamente de perforaciones a ductos para robar gasolina, sino de la sustracción directa de crudo, su exportación ilegal a Estados Unidos y su posterior procesamiento mediante mecanismos de contrabando bien establecidos.
“En realidad es un negocio donde buena parte de lo que están haciendo es sustraer crudo, exportarlo con facturas y declaraciones falsas, meterlo al sistema de refinación en Estados Unidos y eventualmente construir una red extraordinariamente grande”, explicó.
Pemex pierde miles de millones y el huachicol se internacionaliza
Esta evolución no solo representa un reto para la seguridad energética, sino también una grave pérdida económica para México, pues el impacto fiscal y operativo para Pemex es millonario.
“Si seguimos el ritmo de pérdidas que tenemos este año, vamos a acabar con una pérdida de mil millones de dólares de huachicol para Pemex. Es una cantidad exorbitante”.
Zárate también se refirió a la colaboración con Estados Unidos como un elemento clave para combatir esta red. Destacó la relevancia de una serie de declaraciones por parte de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), que desde 2023 ha comenzado a señalar a grupos delictivos mexicanos no solo por narcotráfico, sino por el robo de combustible.
“No me parece que sea una coincidencia que en octubre del año pasado tengas la primera declaración de OFAC que incluya como sujetos especialmente designados algunos cárteles… a partir de ahí tienes una cascada de declaraciones del gobierno de Estados Unidos que resultan en acciones de enforcement importantes”.
Aunque reconoce ciertos avances por parte del gobierno mexicano, Zárate es contundente al señalar que Pemex no ha asumido su responsabilidad con la seriedad que el problema exige.
“Pemex debería de estar en el mundo del compliance, poniendo el tono desde arriba. Ellos deberían ser los principales enfocados en que cualquier nota periodística de huachicol derivara en investigaciones internas… y más bien lo que hemos visto es un Pemex que colabora, pero que nunca realmente parece interesado en erradicar el problema”.