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Nuevo freno a camiones usados: ¿una respuesta encubierta a los aranceles del 25 % de EE.UU.?

En menos de una semana, la industria mexicana de vehículos pesados y las autoridades federales han tomado dos decisiones clave: la publicación de un acuerdo que regula la importación de camiones usados y el hecho de que México importe 61 unidades usadas por cada 100 nuevas producidas, según cifras de ANPACT (Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones). Estas medidas se producen en un contexto de tensión comercial con Estados Unidos, que amenaza con imponer un arancel del 25 % a los camiones importados a ese país. ¿Se trata de una estrategia para blindar la industria nacional ante los aranceles gringos? Todo apunta a que sí.


Los hechos sobre la mesa

El 4 de noviembre de 2025, la Secretaría de Economía (SE) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) publicaron un acuerdo que establece condiciones ambientales para importar vehículos pesados usados con motor diésel y peso bruto vehicular superior a 3,857 kg. Uno de los límites: máximo 10 años de antigüedad para que puedan ingresar. (Transporte.mx | Transporte en México)

Por otro lado, ANPACT advierte que por cada 100 unidades nuevas producidas en México, se importan aproximadamente 61 camiones usados desde Estados Unidos, lo que representa una competencia que consideran desleal y de alto impacto para el sector local. (Grupo Milenio)

En paralelo, en EE.UU., el entonces presidente Donald Trump anunció que a partir del 1 de noviembre de 2025 entraría en vigor un arancel del 25 % para camiones importados al mercado norteamericano. Aunque su implementación aún está bajo negociación, la sola amenaza genera alta incertidumbre para la industria mexicana.


¿Qué está pasando realmente?

La combinación de hechos sugiere un efecto espejo o reaccionario:

  • Al enfrentarse la exportación de camiones mexicanos a Estados Unidos con riesgo de arancel elevado, la industria local se ve presionada por un lado.
  • Al mismo tiempo, la importación de camiones usados desde EE.UU. reduce las ventas de camiones nuevos en México, lo que debilita el mercado interno.
  • Frente a este doble reto, la nueva regulación de importación de usados busca contener la competencia estadounidense inversa, es decir, camiones usados que ingresan a México erosionando la industria nacional.
  • Por ende, la medida podría interpretarse como una estrategia de protección indirecta: mientras EE.UU. amenaza al sector exportador mexicano con tarifas al alza, México refuerza su mercado interno y limita importaciones parásitas que podrían agravar la situación.

Impactos para la cadena de autotransporte de carga

  • Mayor protección para fabricantes nacionales: Las empresas armadoras que producen autobuses, camiones y tractocamiones en México ven en esta norma un “escudo” para su mercado interno.
  • Aumento en costo de entrada para importadores usados: Los transportistas que consideraban importar unidades de 15-20 años desde USA verán un aumento del costo de cumplimiento (tecnología, emisiones, verificación).
  • Reducción de flota obsoleta: Limitar la importación de camiones viejos (más de 10 años) puede elevar la edad promedio de flota usada disponible, lo que incentiva renovación hacia unidades nuevas —una señal positiva para fabricantes.
  • Los aranceles de EE.UU. como telón de fondo: Si México refuerza su industria mientras EE.UU. aplica gravámenes del 25 %, la balanza comercial y de producción podría reconfigurarse hacia un mayor “mercado interno” proteccionista.
  • Riesgo para transportistas que dependen de usados baratos: Una flota basada en unidades importadas económicas de segundo uso enfrentará mayores costos operativos y menor disponibilidad de unidades importables.

¿Fue represalia o defensa estratégica?

Aunque no hay un comunicado que lo diga explícitamente, varios analistas coinciden en que la norma mexicana no es casual: llega en el momento justo para neutralizar la doble presión (aranceles de EE.UU. y competencia de usados en México).
La industria lo está interpretando como una defensa estructural: mientras se negocia el arancel de 25 % de EE.UU., México apuesta por contener la importación de camiones usados, fortalecer su producción de nuevos y evitar que la industria quede atrapada por el choque comercial.


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