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Historias de un trailero: El ‘perico’, un peligroso aliado en el camino

A Alonso se le nota ansioso y con un carácter sumamente irritable con su familia desde hace días.

Tras regresar luego de manejar su ‘tracto’ por casi una semana, se le observan los ojos vidriosos; todo el tiempo se muestra activo, pero con un enojo claramente contenido.

Solo su círculo cercano conoce la verdad sobre lo que está consumiendo.

-“¿Cómo te va?, ¿quieres lo mismo de siempre? Acá puro servicio de calidad.

-Sí, tráeme lo de costumbre, aún me falta un buen rato, así que ya te la sabes”.

La delicada mano de una mujer se acerca para depositar en la mesa un refresco y una taza de café negro, justo en el momento que tres operadores ubicados muy cerca de aquella mesa cuentan sobre el partido que condenó a su equipo favorito de futbol a la división de ascenso.

Desde una pequeña ventana cercana al mostrador se observan tres tráilers estacionados a la orilla de la carretera. Dos mantas verdes apenas y tapan la endeble estructura de madera en el techo, la cual está apoyada por dos columnas de acero.

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Cachimbas en carretera

En el lugar hay 6 hombres, la mayoría vestidos con jeans, camisa a cuadros y gorras en tonos blanco y negro. El pequeño restaurante es atraído hacia y por los operadores, los llamados ‘reyes del camino’.

-“Hay que apurarnos, porque se está haciendo de noche y aquí llega la llorona y te jala las patas, ¿a poco no?”.

-Sí, hay que seguirle jefe, hay que traer para la papa”.

El lugar del que Alonso habla es una pequeña cachimba, una vieja casa cercada por tierra fría que cerrará en 10 minutos, justo a las 8 de la noche, cuando la luz natural se haya ido y la delincuencia empiece a hacer de las suyas.

Apurado, Alonso toma un par de cápsulas del mismo color de aquellas mantas y las mete a su chamarra mientras se levanta de la silla.

Quizás el clorhidrato de clobenzorex no te diga mucho, pero es la sustancia activa de los productos que conocemos como los pericos, sí, aquellas cápsulas de color verde que aceleran el ritmo cardiaco e inhiben el apetito y el sueño.

Químicamente se trata de un análogo de la anfetamina, aunque 20 veces menos potente y pueden encontrarse como Asenlix, Obeclox o Redicres en las farmacias bajo receta médica.

Alonso ha recurrido a ellas, pero no ha necesitado ir a algún consultorio donde un doctor le tenga que firmar el papel mientras le dice que debe tomar agua y descansar sus 8 horas diarias.

Las ha conseguido ahí, en ese pequeño local de madera donde a veces descansa. Como verás, la vida del operador tiene muchas tentaciones.

Un hombre recostado en el fondo de ese pequeño local, visiblemente cansado y con las manos estiradas, oye sin mucha atención lo que Alonso le murmura a su compañero sentado en la misma mesa.

-“¿Qué tal salen?”

-“Pásatelas con café o refresco y vas a ver como aguantas toda la noche, no hay pierde. Mínimo 24 horas”.

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Perico, Café y Tabaco

El perico produce la liberación de noradrenalina, dopamina y serotonina; la serotonina provoca una sensación de saciedad y disminuye el apetito, mientras que los otros dos neurotransmisores son los responsables del efecto estimulante.

Su consumo puede ser devastador, ya que provoca hipertiroidismo, hipertrofia prostática, problemas cardíacos y cualquier padecimiento obstructivo de las vías urinarias, además de desarrollar periodos de ansiedad y depresión.

Por lo tanto, su uso está contraindicado en personas con hipertensión arterial y problemas obstructivos al tracto urinario.

Los mayores riesgos son los efectos que tienen sobre el corazón, provocando que lata más rápido; vaya, es una verdadera bomba de tiempo para aquellas personas con enfermedades cardíacas.

¿Qué lleva a algunos operadores a tomar este tipo de sustancias?

El problema es que muchos operadores laboran en condiciones precarias, con largas jornadas laborales y en situaciones de gran exigencia física y mental que determinan su perfil patológico, con prevalencia, precisamente, en trastornos

La norma 087 de la SCT establece un descanso de cada 30 minutos por cada 5 horas de recorrido, así como la obligación de contar con una bitácora sobre los horarios.

Otro aspecto es que el tiempo máximo de conducción en 24 horas nunca podrá exceder las 14 horas. Además, en 14 horas de servicio tendrá que descansar obligatoriamente 8 horas.

Estos parecen números que se los lleva el viento cual huracán sin control, ya que no siempre se cumplen a cabalidad.

“No dudo que habrá quien lo hagan porque le gusta y ya, pero otros lo hacemos por necesidad. Los precios de los fletes y los compromisos y requerimientos de los despachadores y clientes pesan, claro que afectan”.

El modo de manejar tan rápido y sin dormir se hacen comunes, y al final lo más importante es la seguridad, así como la integridad del operador y de los demás automovilistas.

Pero no todo es malo. En la actualidad, existen diversas empresas de transporte que llevan a cabo pruebas de detección de sustancias entre sus operadores, además de campañas de concientización del uso de enervantes y su impacto en la siniestralidad.

Por ello, exigen a sus operadores que lleven el registro de sus tiempos de conducción para evitar accidentes, y porten su bitácora para cuando sea requerida por la autoridad.

Todo esto nos lleva a una pregunta sumamente básica, ¿qué busca un operador al salir a manejar en carretera? Algo muy sencillo, seguridad y bienestar. Definitivamente, abusar de algún tipo de sustancia ilegal no es el mejor aliado.

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