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EU disuelve la alianza antimonopolio entre Delta y Aeroméxico; Sheinbaum acusa intereses ocultos

El Departamento de Transporte de Estados Unidos anunció la terminación, a partir del 1 de enero de 2026, de la “inmunidad antimonopolio” que mantenían las aerolíneas Delta Air Lines y Aeroméxico, pacto que les permitía fijar precios, rutas y capacidad de vuelo de manera conjunta.

¿Por qué se disuelve?

La medida estadounidense surge como reproche por la decisión del gobierno mexicano de trasladar vuelos de pasajeros y carga del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Washington considera que esta reubicación viola condiciones que justificaron la inmunidad antimonopolio. (El Informador)

Reacción de México: Sheinbaum sale al frente

En la conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó firmemente la resolución de Estados Unidos. Señaló que México ya cumplió con las objeciones que hizo el DOT (Departamento de Transporte de EE.UU.) respecto al traslado de aerolíneas al AIFA, y dejó claro que no se ve otra cosa más que intereses de terceros detrás de la medida.

También aseguró que las autoridades mexicanas están revisando el anuncio para identificar qué compañía podría beneficiarse del fin del acuerdo.

Impactos inmediatos que conviene monitorear

  • Rutas y precios: Sin la inmunidad, Delta y Aeroméxico podrían perder coordinación en rutas conjuntas, lo que podría traducirse en fluctuaciones de precio, menos frecuencias o complicaciones operativas.
  • Efecto económico bilateral: Aeroméxico y Delta han advertido que la ruptura podría afectar a cerca de dos docenas de rutas y unos 800 millones de dólares en beneficios originados por turismo, empleos y cadenas de valor relacionadas.
  • Competencia y mercado interior: La disolución abre puerta para que otras aerolíneas —nacionales o extranjeras— aspiren a ocupar espacios que Delta-Aeroméxico tenían fuertemente controlados. Esto podría redundar en mejores precios si la competencia opera eficientemente, o en caos si no hay buenas regulaciones.

Riesgos y zonas grises

  • Podría generarse incertidumbre entre inversionistas del sector transporte aéreo, lo que frene nuevas rutas, alianzas o inversiones en infraestructura aeroportuaria.
  • Riesgo de litigios o disputas diplomáticas, dado que México ya respondió a las observaciones del DOT, según Sheinbaum. Esto podría tensar relaciones comerciales más allá del sector aéreo.

¿Y ahora qué hacer?

Desde mi perspectiva de negocios, estos son pasos que conviene que tanto el gobierno como el sector privado consideren:

  1. Negociación diplomática inmediata: México debe apretar diplomáticamente para dialogar con EE.UU., argumentando el cumplimiento de la normativa y buscando condiciones que mitiguen consecuencias adversas.
  2. Plan de contingencia para rutas y precios: Aeroméxico necesita analizar qué rutas podrían perderse o modificarse, estimar el impacto en tarifas y definir estrategias de adaptación.
  3. Apertura regulatoria: Aprovechar la oportunidad para promover una competencia más fuerte en el mercado aéreo nacional, asegurando que nuevas aerolíneas o actores puedan llenar los espacios que deje el fin del acuerdo.
  4. Comunicación al consumidor: Anticiparse a posibles afectaciones en horarios, frecuencias o precios. Transparencia y comunicación clara al público («sí, esto podría subir; sí, esto podría cambiar») para evitar sorpresa y desconfianza.

Visión al futuro

Esta ruptura podría marcar un antes y un después en cómo se gestionan las alianzas aéreas México-EEUU. Las reglas del juego se endurecen. Quién tenga respaldo regulatorio fuerte, buen modelo de negocio, y capacidad de adaptación, tendrá ventaja. Y para Aeroméxico, esta es la prueba decisiva de su resiliencia frente a cambios externos.


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