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De aeropuertos y puertos a Banamex: los negocios de transporte de Fernando Chico Pardo

Cuando Fernando Chico Pardo anunció que adquiriría el 25 % de las acciones de Banamex, no estaba haciendo una jugada aislada. Detrás de esa maniobra coexisten décadas de inversión e influencia en los sectores de transporte, logística, infraestructura aeroportuaria y marítima. Hoy, ese movimiento no solo representa un salto a la banca, sino un paso calculado hacia una diversificación de poder económico que puede reconfigurar alianzas estratégicas en México.


Un perfil diversificado: transporte como columna vertebral

El nombre de Chico Pardo es ya familiar en los círculos donde convergen los negocios de infraestructura y movilidad. Su principal carta de presentación es la presidencia del Grupo Aeroportuario del Sureste (ASUR), concesionaria de aeropuertos clave como Cancún, Cozumel, Mérida y otras terminales en Colombia y Puerto Rico. Esa estructura lo posiciona como interlocutor con gobiernos estatales, municipales y federales para desarrollar crecimiento turístico, conectividad aérea y operaciones de carga.

A ese ámbito aéreo se suma su incursión en el sector marítimo: desde 2014 se volvió el mayor accionista individual de Carrix, operador internacional portuario con presencia en puertos como Manzanillo, Lázaro Cárdenas, Veracruz y otros terminales mexicanos. Esa apuesta le da control y participación en la cadena logística de importaciones y exportaciones.

Además, Chico Pardo dirige Promecap, su vehículo de inversión privada. A través de esa firma ha inyectado capital en empresas de bienes raíces, infraestructura, tecnología financiera y transporte. Esta diversificación le da la capacidad de conectar sus operaciones aeroportuarias y portuarias con flujos financieros estratégicos.

En los hechos, antes de su entrada formal al mundo bancario, Chico Pardo ya era un jugador logístico: control parcial de puertos, control de aeropuertos, inversión en cadena de transporte marítimo—todo eso le otorga una ventaja competitiva innegable al diseñar estrategias financieras vinculadas al comercio exterior.


El salto a la banca: 25 % de Banamex

El anuncio no solo tomó por sorpresa —también generó expectativas y cuestionamientos. Chico Pardo y su familia adquirieron cerca de 520 millones de acciones ordinarias de Banamex, lo que equivale exactamente al 25 % del capital social del banco. La operación se valoró en aproximadamente 42,000 millones de pesos, equivalentes a unos 2,300 millones de dólares.

Tras consumarse la transacción, se prevé que Chico Pardo asuma como presidente del Consejo de Administración de Grupo Financiero Banamex, mientras que Manuel Romo seguirá como director general del banco. Con ese paquete accionarial, la operación está sujeta a la aprobación regulatoria. Se espera que el cierre se lleve a cabo durante la segunda mitad de 2026.

La compra fue pactada con un precio-libro fijo de 0.80 veces bajo normas mexicanas, con una valoración tangible que alcanza 0.95 veces el valor contable, de acuerdo con el comunicado oficial de Citigroup. La operación también se ve como un paso hacia una futura oferta pública inicial (OPI) del banco, en la que Chico Pardo actuaría como inversionista ancla e impulsor del valor de mercado de Banamex.

Chico Pardo mismo lo ha dicho en público: no tiene planes inmediatos de elevar esa participación. “Yo considero esta como una inversión de muy largo plazo; me voy a morir con ella”, declaró. Ese compromiso personal infunde confianza en el mercado de que no es una apuesta especulativa, sino una estrategia estructural.

La operación también era algo que el entorno político observaba con atención. Autoridades federales y la presidencia de la República fueron informadas antes del anuncio oficial. La presidenta Claudia Sheinbaum destacó que no se impusieron condiciones al empresario para concretar la compra, aunque reconoció haber sido informada un día antes.


Qué gana Chico Pardo — y qué riesgos enfrenta

Ventajas estratégicas

  1. Integración vertical financiera-logística
    Al combinar operaciones aeroportuarias, portuarias y bancarias, Chico Pardo puede tejer sinergias: financiamiento para proyectos de infraestructura, créditos para transporte, e incluso apoyo para cadenas logísticas de clientes del banco.
  2. Inversión ancla y valorización de Banamex
    La operación le da un papel clave en la reactivación del banco bajo capital mexicano. Su entrada sirve como señal de confianza y puede catalizar crecimiento institucional y recuperación de cuota de mercado.
  3. Oportunidad para financiar sus otras operaciones
    Con Banamex “a la mano”, puede direccionar productos financieros —líneas de crédito, arrendamientos, servicios bancarios— hacia empresas en sus grupos de infraestructura. Eso pondría al banco al servicio de ecosistemas industriales relacionados con transporte.

Riesgos importantes

  1. Regulación y gobernanza
    La compra está condicionada a autorizaciones regulatorias. Un rechazo o demora puede comprometer la operación. Además, como socio minoritario importante, Chico Pardo debe cimentar legitimidad entre accionistas existentes.
  2. Valoración vs expectativas de mercado
    Si Banamex no logra modernizarse rápidamente —mejorar eficiencia operativa, digitalización, expansión rentable—, la valoración que sustenta esta inversión puede resultar frágil. La apuesta es de largo plazo, pero el mercado espera resultados.
  3. Conflictos de interés posible
    Su rol en infraestructura y logística lo hace susceptible a cuestionamientos sobre competencia interna o decisiones que beneficien sus otros negocios. Transparencia será clave para evitar críticas.
  4. Dependencia del sector financiero
    Convertirse en actor bancario implica riesgos macroeconómicos, regulaciones financieras, exposición a morosidad y competencia con gigantes ya establecidos como BBVA, Banorte o Citibanamex bajo nueva estructura.

Qué significa para el sector transporte y el país

La llegada de Chico Pardo a la banca tiene implicaciones indirectas pero profundas para el sector transporte. Con su control parcial de Banamex, podrá canalizar instrumentos financieros más favorables para empresas logísticas, facilitar esquemas de financiamiento para flotas, renovar parques vehiculares y promover inversiones en infraestructura de transporte.

Además, al combinar operación portuaria, aeropuerto y servicios financieros, podría integrarse una cadena de valor que reduce costos y fricciones para empresas de comercio exterior. Su ambición sugiere que busca que Banamex no solo sea un banco más, sino una plataforma financiera de soporte para ecosistemas logísticos.

Para México, esta operación marca un retorno simbólico de un banco histórico a capital nacional, en un momento en que el discurso de “Mexicanizar” los activos financieros cobra fuerza. Pero el verdadero desafío está en ejecutar bien: modernizar sistemas, recuperar mercado y ser competitivo frente a bancos consolidados.


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