
Una reciente interrupción en el suministro de combustible en diversas regiones del país —incluyendo Chiapas, Nuevo León, la Ciudad de México y el Estado de México— ha puesto al descubierto tres problemas estructurales que obstaculizan el abasto eficiente de gasolina, según un análisis del columnista Atzayaelh Torres en El Financiero.
1. Infraestructura insuficiente
México carece de suficiente capacidad de almacenamiento y transporte de combustible. Los inventarios disponibles apenas cubrirían dos o tres días sin suministro, mientras que en otros países se mantienen reservas para hasta 90 días. En el Valle de México, esta falta de resiliencia podría provocar un colapso del sistema en cuestión de horas.
2. Alta dependencia de importaciones
El país depende en gran medida del extranjero para su suministro, importando alrededor del 70 % de la gasolina requerida, principalmente de Estados Unidos. Esta situación coloca a la economía energética mexicana en una posición vulnerable ante cambios en las políticas comerciales o tensiones diplomáticas.
3. Debilidades en la logística de última milla
Aunque Pemex dispone de una amplia flota de autotanques y apoya con pipas de la Sedena, gran parte del reparto se realiza mediante transportistas sindicalizados. Las frecuentes disputas por retrasos en los pagos a estos terceros afectan directamente la distribución, como ocurrió en la reciente escasez.
¿Qué ocurrió durante la reciente crisis?
La suspensión del suministro afectó a más de un centenar de gasolineras en las entidades mencionadas, incluso estaciones en Tapachula y Cacahoatán operaron solo parcialmente o quedaron completamente sin combustible. En redes sociales también se reportaron cierres temporales en la Ciudad de México.
Pemex atribuyó esta situación a trabajos de mantenimiento en sus unidades de transporte y a una disponibilidad reducida de autotanques, mientras que la presidenta Claudia Sheinbaum afirmó el 18 de agosto que se trató de un problema “de unos días” que ya se había solucionado.
Dimensión operativa desde la perspectiva del transporte
- Para transportistas y operadores de flotas, estos eventos apuntan a un riesgo creciente de interrupciones, sobre todo en zonas críticas como Chiapas o Monterrey, donde la logística ya enfrenta tensiones estructurales.
- Empresas del autotransporte de carga deben considerar medidas preventivas, como anticipar sus cargamentos de combustible o consolidar alianzas con estaciones confiables para evitar paros inesperados.
- Autoridades y reguladores deberían impulsar la inversión en infraestructura de almacenamiento estratégico, así como profesionalizar la cadena logística de distribución, minimizando la dependencia de terceros para garantizar continuidad operativa.